Juegos Olímpicos
El camino de Diego Domínguez a París: de Pontevedra a Mallorca, compartir casa con el rival y en memoria de su madre
El piragüista madrileño lo apostó todo a mudarse a Mallorca, "donde no tenía nada", y ganó la plaza en C2 500 junto con Joan Antoni Moreno. "Ha sido un año de aprender a estar solo y he aprendido a confiar mucho, mucho en mí", afirma
Entrenar, competir, caerse, levantarse, volver a entrenar, intentarlo de nuevo... El "abc" del deporte lo siguió al pie de la letra el piragüista Diego Domínguez para conseguir uno de sus sueños: disputar unos Juegos Olímpicos. Estará en París en la prueba C2 500 junto con Joan Antoni Moreno, además con opción de medalla. El camino hasta ahí no tiene desperdicio.
Entrenar y competir: Diego es madrileño aunque de vez en cuando se le escapa un poco de acento gallego, porque después de empezar en este mundo por un encuentro fortuito en la Casa de Campo de su padre con un excompañero que hacía piragüismo, se fue al centro de tecnificación de Pontevedra para seguir mejorando. Allí estaba también su hermano. Los resultados en categorías inferiores no tardaron en llegar: múltiple medallista de Europa y del mundo.
Caerse: su proyección le llevó a diputar el Mundial absoluto de 2023 en la prueba individual de 1.000 metros. Podía ganar la plaza para los Juegos, pero no lo logró. "En agosto me llevé ese pequeño palo, porque aunque no estuviera para clasificar no conseguí el puesto en el que debería haber estado, pero hay que sobreponerse porque se pierde mucho más de lo que se gana", opina Diego.
Y aquí llega lo más importante, que es levantarse y volver a intentarlo: las plazas olímpicas que se ganan en piragüismo son para el país, no individuales, y en España hay tanto nivel que después de conseguir el billete, los nombres que figuren en él no tienen por qué ser los de los que han logrado la clasificación, sino que se disputa un selectivo para decidir. "Hay un cambio grande en mi vida a partir de esa competición [la absoluta del verano pasado en la que no logró la clasificación para París]", cuenta Diego. "Porque en octubre decido irme a Mallorca, y empiezo un proyecto nuevo", explica. Ese proyecto le hacía cambiar de entrenador, que ahora es Kiko Martín. “Al principio era raro, yo decía: 'Este entreno no lo he hecho nunca', pero parece que ha funcionado y al final yo lo que no negociaba era mi esfuerzo. Kiko ha entrenado a Sete Benavides, que es medallista olímpico, sabe mucho y si lo manda es porque tiene todo el sentido el mundo", reflexiona Domínguez.
"Me dieron la opción de ir a Mallorca, pero yo allí no tengo nada, era plantarse solo en un pueblecito..."
Cambio de método y también nuevo compañero... O nuevo viejo compañero, porque con Joan Antoni ya ganó el Mundial sub 23 en C2 500, la distancia olímpica. Cada uno tenía una pareja diferente: Joan estaba con Adrián Sieiro y Diego con su hermano Noel, y con ellos perdieron el selectivo absoluto de 2023, lo que hizo que Diego y Joan se juntaran para hacer el sub 23. "El barco empieza a ir muy bien. Ganamos el selectivo de la categoría, ganamos el Campeonato del Mundo y además sacándole casi un segundo a los segundos, entonces se plantea la duda de qué pasaría si le dábamos continuidad", afirma.
Este Mundial sub 23 y este éxito fue en julio de 2023. Un mes después llegó la pequeña decepción para Diego en el absoluto. Eso desembocó en el gran cambio. "Me dieron la opción de venir aquí a Mallorca, para mí también era difícil, porque al final yo en Mallorca no tengo nada, pero dije: 'Es el año olímpico y si hay que arriesgar un año, es éste'. En Pontevedra llevaba casi cinco años, y tenía la universidad, a mi hermano, mi padre también iba bastante a vernos... Entonces era plantarse solo en un pueblecito que es Puerto de Alcudia, que desde noviembre no hay absolutamente nadie, cierra todo, es completamente turístico", describe.
Compartir casa con el rival y amigo, Tano
Allí hasta compartía casa con quien ese año iba a ser su rival, Cayetano García, Tano. Tano y Pablo Martínez llevaban tres años siendo los referentes de esa distancia de C2 500: octavos en los Juegos de Tokio (en este caso eran 1.000 metros, no 500), campeones del mundo en 2022 y bronce en 2023; ellos lograron la plaza para París... La convivencia era buena, "en general fue muy bien" -admite Diego- pero la tensión iba en aumento conforme se acercaba el selectivo. Lógico con lo que había en juego. "Tano es mi amigo, lo que pasa es que conforme se fue acercando la competición, allá por febrero aproximadamente, ves la competición cerca, que el otro barco también va bien... Yo estoy acostumbrado, en Galicia éramos cuatro barcos, esa rivalidad siempre ha estado y, bueno, pues también hay que saber llevarla. Ellos estaban acostumbrados a estar solos, era el primer año que entrenaban con otro barco desde hacía dos, y es otra tranquilidad", cuenta Diego. "Al final ha habido bastante tensión, de hecho cuando acabó el selectivo Tano se marchó a la otra casa que hay en la que viven Pablo y Antía Jácome [aspirante a dos medallas en París], así que me quedé solo", prosigue.
"He aprendido a confiar mucho, mucho en mí"
“Ha sido un año de aprender a estar solo”, incide. Y en esa soledad lo que aprendió fue... "A confiar mucho, mucho en mí, porque cuando estás tanto tiempo solo te abundan muchas veces las dudas en todos los sentidos, ya no sólo con la piragua, que era mi objetivo: que si qué hago yo aquí, que tengo la universidad lejos, que no tengo a mi familia... Pero al final es como decir: bueno, todo por un objetivo y voy a intentarlo". La batalla fue muy ajustada, y al final Diego y Joan se quedaron con la plaza olímpica: ganaron el selectivo y lo confirmaron quedando también por delante en la Copa del mundo de Szeged (Hungría), que era la prueba definitiva para decidir quién estaría en París.
Su hermano, afirma, “entendió como hermano mayor que es y puso muy fácil” la marcha a Mallorca y el cambio de pareja de Diego para el nuevo barco, que define así: “El poderío físico que tiene Joan, que es una barbaridad, es una bala, no sé ni cómo explicarlo, se junta a mi punto fuerte que es la mentalidad. Yo no estoy más fuerte que nadie, pero confío mucho más en mí que el resto. Yo tengo un perfil más resistente, él uno más explosivo, entonces como que hemos cohesionado muy bien, el barco va muy bien, va muy fino, no se mueve nada, entonces es como que todo ha encajado perfecto”.
La dedicatoria para su madre
La clasificación tiene una dedicación clara para el madrileño, pues su madre falleció hace cuatro años. "A mucha gente le viene un disgusto de estos de la vida y le tumba, es un palo grandísimo, pero yo lo tomo como una motivación extra, lo veo de esa manera. Todas las regatas que salen bien van por ella y últimamente están saliendo muchas bien, así que se está llevando bastantes dedicatorias", concluye Domínguez.
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