Ciclismo

Un Tour de otra época

Pogacar gana en Peyragudes, pero Vingegaard resiste en una etapa donde se abrieron grandes diferencias y Thomas dejó atado el podio

Tadej Pogacar levanta los brazos tras ganar su tercera etapa en este Tour
Tadej Pogacar levanta los brazos tras ganar su tercera etapa en este TourDaniel ColeAgencia AP

Hasta que el año pasado Pogacar ganó su segundo Tour de forma autoritaria, veníamos de una racha de cinco o seis ediciones que se habían caracterizado por un ciclismo absolutamente conservador. Las etapas de montaña apenas iban arrojando huecos de varios segundos entre los candidatos a la victoria final, y alguna vez incluso se vieron podios con diferencias de un minuto, o directamente a los cinco primeros en un pañuelo.

Sin embargo, la etapa de Peyragudes fue la confirmación definitiva de que estamos en un Tour de otra época. De cuando se corría tan al ataque que cada uno acababa yendo a su sitio. Mejor dicho, la carretera terminaba situándolo en su sitio. Fueron apenas 129 kilómetros de etapa, la primera mitad prácticamente plana. Pero fue suficiente para que se viese el nivel de todos los que llegaron a la salida de Copenhague con la ilusión de vestir el amarillo, subir al podio o, al menos, estar cerca de él.

El duelo entre Pogacar y Vingegaard está cada vez más cerca de decantarse para el danés. Otro día menos, otro día que aguanta. Ni siquiera se sabe si es que no ataca porque no puede o porque no lo necesita. El danés resistió el duro ritmo de un UAE que se quedó sin Majka –no tomó la salida– y aun así tuvo en Bjerg y McNulty a dos gregarios de lujo. El estadounidense, de hecho, acompañó a su jefe hasta los últimos 200 metros de la etapa. Pero, cuando Pogacar probó suerte en Val Louron, Vingegaard se soldó a su rueda sin mayor problema. En Peyragudes ni siquiera lo intentó. Se pertrechó tras su escudero y siguió llevando al maillot amarillo hasta la cima. Después, ambos esprintaron en la terrible rampa final y Pogacar se llevó la etapa y cuatro segundos de bonificación. Insuficiente.

Por detrás, Geraint Thomas dio un paso de gigante para volver a estar en el podio de París. Se dejó dos minutos respecto a los dos «capos» y demostró que es el primero de los mortales. Porque consiguió soltar a Bardet, recuperado tras ceder el martes, y Lutsenko, que venían de la escapada. Esta vez no estuvo flanqueado por Adam Yates. El británico ya lo pasó mal en Aspin y Hourquette D’Ancizan, logrando enganchar en el descenso gracias a Pidcock y a Daniel Martínez. Pero en cuanto se tensó la cuerda de nuevo, fue para atrás. Le cayeron más de ocho minutos.

A sus 36 años, Thomas se ha mantenido siempre cerca de los mejores tirando de oficio, veteranía y calidad. No ha tenido opciones reales de ganar el Tour, pero ahora lleva más de tres minutos de colchón para subir al podio final, y queda una contrarreloj que le es completamente favorable. Tanto, que está entre los favoritos a ganarla pasado mañana.

Porque Nairo Quintana y Gaudu tampoco pudieron dar batalla. De hecho, Nairo estuvo por un tiempo junto a los tres más fuertes de la carrera, pero reventó en Val Louron y fue cazado desde atrás por el grupo de Gaudu –que pudo salvar la jornada gracias a Madouas y Pinot–, donde estaban los hombres del Top10 de la general: Meintjes, Vlasov o el propio Enric Mas. Todos entraron en un puñado de segundos a casi cuatro minutos del vencedor. Diferencias que no veíamos hace cuatro o cinco años. Antiguamente se decía que, en el Tour, los segundos caen muy rápido cuando alguien muestra debilidad. Esa afirmación, que parecía estar perdiendo sentido, se encuentra ahora más vigente que nunca. Queda por delante la última gran batalla montañosa, algo más larga, con 147 kilómetros. No parece que vaya a haber un guion distinto del que ya hemos visto estos días. Pogacar lo va a intentar hasta el final y hay un encadenado con Aubisque, el más novedoso –y durísimo– Spandelles y el final de Hautacam. Muchos intereses. Muchos objetivos. La pelea por el maillot de la montaña determinará la escapada.

Algún hombre de la general intentará filtrarse para buscar el podio, pero Ineos no va a permitirlo. A falta de la crono, las diferencias son ahora mismo tan grandes que, salvo gran sorpresa, el Tour saldrá sentenciado de los Pirineos. Como sucedía en otras épocas.

Mas vuelve al «Top 10» por 15 segundos

No está siendo el Tour que se esperaba en Movistar. Especialmente para Enric Mas, porque otros como Matteo Jorgenson o incluso Carlos Verona sí están teniendo el rendimiento previsto. Pero el líder del equipo no acaba de encontrar el golpe de pedal de los años anteriores.

Aun así, y pese a sufrir en demasía en los descensos, el corredor balear logró regresar al «Top 10» de la carrera gracias al hundimiento de Tom Pidcock, que se dejó 20 minutos. Ahora la principal amenaza para desalojarlo de la zona noble es Lutsenko, que gracias a su escapada le recortó tiempo y ahora lo tiene a sólo 15 segundos. La última etapa de los Pirineos también se va a hacer a fuego porque hay mil intereses cruzados. Cada puesto son puntos para salvar la categoría a final de año.