"El Barça merece estar en la final". Con esa frase, Josep Pedrerol encendió la llama de un barcelonismo que sueña despierto. A las puertas del partido más importante de la temporada, el periodista, conocido por su tono crítico e imparcial, dejó salir al aficionado, al que entiende que el fútbol también es emoción, justicia y fe.

A diferencia de sus habituales intervenciones cargadas de tensión y análisis crudo, esta vez se le vio diferente. Más humano. Más culé. “Este Barça ha demostrado carácter, ha superado lesiones, ha callado bocas y ha vuelto a competir en Europa. No es casualidad que estén aquí. Merecen estar en Wembley”, dijo en uno de los editoriales más compartidos en redes sociales en la previa de las semifinales de Champions.

Y no le falta razón. El equipo de Xavi, lejos de los focos de favoritos, ha construido su camino paso a paso. Con una defensa férrea, un Ter Stegen imperial, un mediocampo que combina juventud y jerarquía, y un Lamine Yamal que a sus 16 años parece tener el alma de un veterano. El Barça ha vuelto a emocionar, ha vuelto a competir, ha vuelto a ser el Barça.

Después de años de decepciones en Europa, de noches negras en Roma, Liverpool, Múnich o París, esta temporada huele diferente. La plantilla cree. La afición también. Y si hasta Pedrerol —sí, Pedrerol— se rinde a la evidencia, algo grande está pasando.

"Nos vemos en Wembley", cerró con convicción. No fue una frase hecha. Fue una declaración. Una promesa. Porque cuando el fútbol es justo, el esfuerzo se recompensa. Y este Barça, guste más o menos, merece estar en la final.