
Alimentación
Así es la dieta que ayuda a reducir el deterioro cognitivo y prevenir el alzhéimer
No hay alimentos mágicos frente a las enfermedades neurodegenerativas, pero lo que comemos sí influye en su desarrollo

El axioma de «somos lo que comemos» no falla. La alimentación influye, y mucho, en el organismo. Y eso implica tanto el cuerpo como la mente. De hecho, cada vez hay más evidencia científica que avala el importante papel que juega la alimentación en la prevención y en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, cada vez más comunes.
«La dieta junto con el ejercicio físico y el descanso son los pilares básicos de la salud y hay muchos trabajos científicos que estudian el papel de la alimentación en la prevención de la demencia y en la mejora de los síntomas cognitivos. Sin embargo, como el origen de esta enfermedad es multifactorial, la realidad es que la dieta solo es uno de esos diversos factores que impactan en su desarrollo», reconoce el doctor Gurutz Linazasoro, miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Lo que comemos cada día influye en nuestra salud y, aunque no hay alimentos milagro, sí que está en nuestra mano mejorar la capacidad cognitiva desde el plato y con un buen estilo de vida: «La dieta puede influir en las enfermedades neurodegenerativas como protectora o como favorecedora de estas», asegura con rotundidad Carmen Aragón Valera, vocal del comité gestor del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). En concreto, tal y como apunta Aragón Valera, «la dieta mediterránea y la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) se asocian con menor riesgo de enfermedad neurodegenerativa en comparación con otros patrones dietéticos. En cambio, la desnutrición y las dietas muy altas en calorías se relacionan con alteraciones metabólicas que pueden promover la degeneración neuronal». Y así lo confirma el doctor Linazasoro, quien hace hincapié en que «ambos estilos de alimentación son las más favorecidas a la hora de sugerir la posibilidad de retrasar la aparición de demencia».
En concreto, recientemente el estudio Predimed plus investigó en 2021 la relación de la dieta mediterránea con la función cognitiva. «En este trabajo, tras estudiar a más de 6.000 pacientes a lo largo de dos años, se encontró que una mayor adherencia a la dieta mediterránea se asociaba con mejores resultados en test cognitivos en comparación con aquellos individuos que tuvieron menor adherencia», detalla Aragón Valera.
La clave del éxito de ambos patrones de alimentación está en la inclusión de productos variados como frutas, verduras, frutos secos, legumbres, aceite de oliva virgen, lácteos fermentados, pescados y carnes magras, limitando las carnes rojas, procesadas y los alimentos muy ricos en grasas y azúcares. Y es que, «casi tan importante como lo que se incluye es lo que hay que evitar. Y en eso hay un gran consenso a la hora de determinar que los grandes enemigos de la capacidad cognitiva son cuatro: la sal, el azúcar, las grasas trans y los tóxicos como el tabaco y el alcohol», destaca el doctor Linazasoro.
Terapia nutricional
Una vez confirmado el diagnóstico de una enfermedad neurodegenerativa como el alzhéimer, la terapia nutricional entra a formar parte del abordaje integral del paciente. «En la consultas nos preocupan muchas cosas que cursan con síntomas que no son cognitivos ni motores, como por ejemplo la existencia de estreñimiento o, cuando la enfermedad avanza, la aparición de sarcopenia y fragilidad física. En estos casos se aconseja un seguimiento nutricional específico que puede incluir proteínas y suplementos dietéticos para garantizar los requerimientos necesarios, o alimentación líquida cuando la enfermedad progresa y hay que evitar el riesgo de atragantamientos. El abordaje nutricional es de vital importancia en estos pacientes», concluye el miembro de la SEN.
✕
Accede a tu cuenta para comentar