
Elecciones
El «embarazo» de Juanma Moreno con las urnas andaluzas
En San Telmo descartan un adelanto: «Nos quedan nueve meses de especulaciones con la fecha, pero Andalucía está en la gestión» para terminar la legislatura

Poco a poco, empieza a coger forma el calendario electoral que abrirá un nuevo ciclo político en nuestro país. Castilla y León ha puesto una fecha en el horizonte: 15 de marzo. Las elecciones autonómicas se celebrarán, como muy tarde, ese domingo. Si nada cambia, 2025 terminará en el dique seco. Porque Alfonso Fernández Mañueco no prevé un adelanto, salvo que Pedro Sánchez haga lo propio. Es su promesa desde hace meses. Y pretende cumplirla. Sabe que, a día de hoy, pesa sobre sus hombros la responsabilidad de ser el primer presidente en apretar el botón nuclear. El siguiente será Juanma Moreno, que empieza a gestar la criatura. En su equipo, lo tienen claro. «Va a ser un embarazo largo y complicado por el ambiente». Pero, de momento, no hay cambio de planes. «Nos quedan 9 meses de especulaciones con la fecha, pero Andalucía está en la gestión para terminar la legislatura habiendo cumplido los compromisos adquiridos con los andaluces», zanjan fuentes de San Telmo a LA RAZÓN.
No son pocos los dirigentes del Partido Popular que piensan que sería beneficioso para la estrategia nacional de la formación hacer coincidir las dos citas en un súperdomingo que preludie la caída final de Sánchez. Pero Mañueco y Moreno, según trasladan sus entornos, no han trazado ningún plan en común. Cada uno tiene sus tiempos. Y apremia el reloj de sus respectivas legislaturas y los tiempos de cada región.
Entretanto, en Génova aseguran que Alberto Núñez Feijóo ni se ha inmiscuido ni tiene intención de hacerlo en una responsabilidad que compete única y exclusivamente a sus barones. Tal y como predicaba desde Galicia, ahora el líder popular da libertad a los suyos para que decidan a su antojo. Aunque es consciente que su camino a la Moncloa tiene dos paradas fundamentales en Castilla y León y Andalucía. Su sino, de alguna manera, depende de lo que suceda en estos territorios, donde nadie, ni dentro ni fuera del PP, discute la victoria. Pero sí el margen: factor clave.
Para el segundo asalto contra Sánchez, el presidente popular busca una «mayoría suficiente», es decir, sumar más que toda la izquierda, que le permita gobernar en solitario. La intención es comenzar con el experimento en las dos autonómicas que están por venir. En Castilla y León, las encuestas antes del verano acercaban ese objetivo y arrojaban una posibilidad de que el PP gane con más procuradores que el PSOE, de modo que Vox no sea necesario para la investidura. En Andalucía, el reto es todavía mayor: hay que mantener una mayoría absoluta que, además, se interpretaría en clave nacional, puesto que la carrera será contra un rostro clave del sanchismo: María Jesús Montero. Pero la demoscopia refleja que hay un cambio sociológico que tiende a impulsar a los de Santiago Abascal.
Una tendencia que genera cierto nerviosismo, y también ruido, en las filas populares. Si hay quien plantea anticipar las andaluzas, para hacerlas coincidir con las castellanoleonesas, es porque piensa que así se podrá activar el «voto útil» contra Sánchez y lanzar un mensaje rotundo a nivel nacional que impulse el liderazgo de Feijóo. Pero en el etorno de Moreno son rotundos: nada de adelanto. Ahora mismo, la prioridad es aprobar unos nuevos Presupuestos, que traerán consigo el mayor gasto social desde que el PP se hizo con el poder en el fortín del PSOE, y acelerar los proyectos estrella, para presentarse a la reelección con el aval de la gestión.
Como avanzó este diario, en su itinerario para hacerse con el poder, Feijóo ha establecido dos paradas distintas. Marzo y junio. Castilla y León y Andalucía. La única posibilidad de que se trastabille la ruta trazada es un colapso de la legislatura de Sánchez que le obligue a convocar antes de lo previsto. Pero en el PP son conscientes de que si algo le caracteriza es su capacidad de resistir. Ya ha encajado la realidad de que no tendrá Presupuestos. Una derrota que, de hecho, aprovechará el presidente andaluz para debilitar a su rival, la ministra de Hacienda.
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