Baloncesto
Doncic rinde al Barça
Su triple desde 24 metros al final del tercer cuarto acabó con el Barcelona. El Madrid cierra su crisis de resultados en el clásico
Su triple desde 24 metros al final del tercer cuarto acabó con el Barcelona. El Madrid cierra su crisis de resultados en el clásico.
Andaba el Barça tambaleándose, tan mediocre e irregular como de costumbre al final del tercer cuarto. Tomic, el mejor interior de los azulgrana, acababa de anotar y todo el mundo daba por cerrado el parcial. Todos no. Luka Doncic pidió la pelota casi desde su casa. Desde 24 metros, un poco más atrás de la «mandarina» que Llull regaló en 2016 en Valencia. Recibió, lanzó a dos manos, el balón voló y besó mansamente la red del Barça. El Madrid se disparaba (68-52) y las posteriores tentativas azulgranas en el último cuarto fueron poco más que un ataque de decencia para evitar la que era su octava, sí la octava, derrota en doce jornadas.
La casi infinita sucesión de clásicos de las últimas temporadas no resta encanto a un partido que sigue siendo especial y eso que el precedente más inmediato (80-84 para el Barça en la octava jornada de la Liga Endesa) no fue para degustarlo. Luka Doncic entiende eso a la perfección. Las circunstancias que rodean a Real Madrid y Barcelona en la Euroliga alimentaban la trascendencia del segundo clásico de este ejercicio. En el Madrid hay casi tantos jugadores importantes vestidos de calle como los disponibles para Laso. El equipo de Sito Alonso y los jugadores que deben ser sus referentes son hasta ahora un tratado de ciclotimia y en Madrid agravaron su estado. Desde el octavo puesto y con seis derrotas en las últimas siete jornadas, la obligación del Madrid era máxima. Tanta como la del Barça que había sufrido un tortazo más. Por ese estado de necesidad de ambos el partido fue tan ajustado hasta que Doncic se empeñó en reventarlo.
Para satisfacción de Laso, el líder del equipo no estuvo solo. Campazzo ejerció de despertador del grupo con los ocho primeros puntos; Carroll y Reyes fueron una ayuda estimable desde el banquillo y dos de los sospechosos habituales, Taylor y Thompkins, fueron sendos pilares cuando el grupo comenzó a carburar avanzado ya el tercer cuarto.
Lo de Doncic es caso aparte y eso que entró casi más preocupado de lo que decidían los árbitros que de sus infinitas posibilidades de actuación en la pista. Con él en ataque todo resulta más sencillo para el Madrid. Antes del descanso había intervenido en la mitad de los puntos del equipo (9 puntos y 5 asistencias) y había revitalizado un arranque en el que había demasiados cortocircuitos ante el aro rival. En el tercer cuarto el paisaje cambió con un parcial de salida de 8-0 liderado por un desconocido Thompkins. El estadounidense anotó uno de sus habituales triples y se peleó una de las pocas canastas debajo del aro que se le han visto vestido de blanco. Con ese impulso, Doncic decidió que había llegado la hora de intervenir y lo hizo en todos los apartados del juego (16 puntos, 6 asistencias y 7 rebotes). Sí había que hacerlo bonito, lo hacía; si había que hacer lo imposible con un triple desde su casa, también lo hacía y por si no hubiera suficiente se permitió el lujo de abrir el último cuarto con un mate para enterrar al Barça. Los tímidos intentos culés de volver no fueron a ninguna parte (80-71). Sito Alonso no dio con un quinteto compensado y el ridículo 4/20 en triples impide competir con cualquiera en Europa.
El Barça está a dos victorias del octavo puesto, pero el aspecto del enfermo no augura nada bueno en el corto y el medio plazo. Y eso que la temporada pasada parecía difícil de empeorar. Al Madrid la victoria le sirve para cortar una racha preocupante y tomar oxígeno para un calendario que en Navidad no dará tregua. Doncic deberá seguir haciendo de las suyas a la espera del regreso de los ausentes.
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