Simeone ha devuelto al Atlético la costumbre de ganar. Iguala los éxitos de Luis Aragonés.

Hasta el final había intentado el Atlético que Simeone se sentara en el banquillo del Stade Lyon, pero la última carta, la petición de la suspensión cautelar de la sanción al técnico, tampoco coló. Desde un palco, como ya sucedió contra el Arsenal, sufrió el entrenador, «solitario», como reconoció después, para terminar disfrutando y viendo cómo se volvía a salir con la suya. Sus siete años en el Atlético han traído seis títulos, desde la Liga Europa de 2012 hasta la de 2018, pasando por la Supercopa de Europa de 2012, la Copa del Rey en 2013 y la Liga y la Supercopa de España en 2014. Iguala los triunfos de Luis Aragonés. De ídolo a ídolo. «No estaba al tanto, pero no nos detenemos en mirar lo que estamos haciendo. Hay que seguir centrándonos en el presente y en el futuro. Hay que mirar para adelante», dijo el argentino. Corta con la de ayer una racha de cuatro años sin éxitos, pero en ese periodo han estado los rojiblancos en dos finales de la Liga de Campeones, perdida una en el minuto 93 y otra en los penaltis, ambas contra el Real Madrid. Pelear por los títulos se ha convertido en una costumbre en el Atlético del Cholo. En realidad, los colchoneros volvieron a ganar con Quique Sánchez Flores (Liga Europa y Supercopa de Europa en 2010), después de años de sequía, pero el relevo no ha podido ser mejor.

Simeone ha sabido reinventarse y remodelar al equipo sin que pierda competitividad. Tiene un estilo propio y reconocible, peleado con la estética muchas veces, pero temido por los rivales. De la final de 2012 a la de ayer sólo dos jugadores repitieron en el once titular: Godín y Gabi. Filipe Luis hubiera sido el tercero, pero llegaba muy justo tras su lesión. Koke y Juanfran (entró ayer en la segunda parte) también estaban en el equipo que triunfó hace seis años. Resistió el Atlético la marcha de jugadores como Falcao, Arda Turán, Miranda, Courtois o Diego Costa, que ahora ha vuelto después de su paso por el Chelsea. El Cholo tendrá trabajo para el próximo año, pues seguramente Griezmann se irá al Barcelona. Pero no quería hacerlo sin levantar una copa.