Islas Baleares
El despegue de los GC32 en la Copa del Rey Mapfre
Los catamaranes voladores se estrenan hoy en la Bahía de Palma. La rapidez de estas embarcaciones, que alcanzan los 30 nudos, ha llevado a aumentar las medidas de seguridad
Los catamaranes voladores se estrenan hoy en la Bahía de Palma. La rapidez de estas embarcaciones, que alcanzan los 30 nudos, ha llevado a aumentar las medidas de seguridad
La 35ª Copa del Rey Mapfre es única entre otras razones por la presencia desde hoy de los GC32, embarcaciones de 10 metros de eslora a las que se conoce como los catamaranes voladores. Son diez barcos de siete naciones, equipados con «foils» (alerones en forma de «L» o «J» en la parte inferior de sus cascos), que les permiten navegar por encima del agua, como si volaran. En Palma celebrarán la tercera prueba del Circuito Mundial de su clase. Nombres legendarios de la navegación como los franceses Frank Cammas (Norauto), Sébastian Rogues (Engie), Sharon Ferris (Armin) o Pierre Casiraghi (Malizia), con tripulaciones sobresalientes, aspiran al triunfo en su primera cita en aguas palmesanas. Uno de los catamaranes, el «Mamma Aiuto» del japonés Naofumi Kamei, con base en el RCN Náutico de Palma, cuenta con los españoles Javier de la Plaza y Manu Weiler en su tripulación. La prueba también será clave para decidir el líder del Circuito, ya que las dos primeras citas disputadas en el lago italiano de Garda han provocado un empate en cabeza entre el «Norauto» y el «Team Tilt».
El gran salto de los CG 32 llegó en la primavera de 2014 cuando fueron equipados con «foils». Esto transformó el barco en un catamarán volador, ya que sus grandes «foils» le han convertido en una nave más estable y capaz de alcanzar más de 30 nudos (55 kilómetros por hora) y una velocidad máxima que puede superar los 40 (75 kilómetros por hora). No hay sistemas hidráulicos a bordo y con timones en forma de «T» invertida y «foils» en forma de «L» o «J», que puede ser ajustables, una tripulación experta les puede sacar un gran rendimiento.
La alta velocidad ha obligado a instaurar nuevas medidas de seguridad. La reglamentación de la clase exige a las tripulaciones incorporar casco y chaleco salvavidas. En el agua «habrá una zona de exclusión vigilada y delimitada por balizas negras en la que sólo podrán entrar barcos autorizados. Su área tiene un diámetro de dos millas y la zona de exclusión, de milla y media, con lo que los barcos de los espectadores deberán estar a unos 200-250 metros de la acción», según Gaspar Morey, Oficial Principal de Regata.
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