Real Madrid
El último plan de Zidane
Para los partidos que quedan, el francés quiere que, como en San Mamés, Bale retrase su posición sin perder fuerza ofensiva.
Para los partidos que quedan, el francés quiere que, como en San Mamés, Bale retrase su posición sin perder fuerza ofensiva.
Se detiene el Real Madrid esta semana a la espera de que se disputen los partidos de las selecciones. Por eso no puede hacer muchas pruebas Zidane, que se queda con ocho futbolistas, ninguno de los importantes. Sabe el francés, sin embargo, que ya poco puede añadir al trabajo del equipo y que en abril, con dos partidos cada semana, lo mejor es conseguir que los jugadores descansen entre encuentros e intentar no agobiarlos con demasiados detalles técnicos en las charlas. Pero uno de los objetivos, una de las directrices que probablemente dé el entrenador francés es intentar hacerle ver a Bale que tiene que echar una mano atrás.
Fue en San Mamés, en un partido decisivo, porque era el más duro que le quedaba al Madrid fuera de casa, donde la estrella galesa se esforzó para equilibrar al equipo. Casemiro, que no paró ni un segundo, y Marcelo, que sufrió persiguiendo a Iñaki Williams, fueron los futbolistas que más balones robaron en el equipo blanco: 8. Detrás de ellos, con 7, aparece Bale. Jugó más retrasado que nunca, muy pendiente de mirar hacia atrás, tanto cuando estuvo en la banda derecha como cuando se cambió de lado para echar una mano a Marcelo. Tuvo que guardar su posición y al final del encuentro sumó más minutos en campo propio que en el del rival, una situación que no se suele dar habitualmente.
A Bale le gusta mirar al frente porque, aunque comenzó su carrera como lateral izquierdo, su alma es de delantero y sus capacidades le permiten ser uno de los mejores: tiene velocidad, tiene regate y tiene gol. Asusta a los rivales. «¿No crees que otros entrenadores han intentado pararle?», decía Roy Keane, el entrenador de Irlanda, el próximo rival de Gales, «Pero los mejores jugadores parecen superarlo. Bale lo ha hecho durante varios años para el Madrid y en las grandes ocasiones». Es un jugador decisivo: «Si miras sus estadísticas con la selección ves que Bale participa en el 70% de los goles. Tendremos que hacer un duro trabajo para detenerle», continuaba Keane.
Zidane es consciente de que Bale rompe los partidos cuando es libre y puede marchar hacia la portería contraria sin problemas. Pero el francés tiene que mirar también que con tres centrocampistas (y más ahora que Modric y Kroos no están en su mejor forma) el Madrid es vulnerable en la zona donde se decide casi todo.
Contra el Athletic, pese la presión inicial y pese a estar gran parte de la segunda mitad defendiendo el tanto de ventaja, al Madrid no se le vio sufrir en exceso. Fue un equipo que jugó muy junto, solidario y con muchos hombres detrás de la pelota. Fue un conjunto competitivo. En partidos anteriores, contra Las Palmas o contra el Nápoles, aunque el líder no perdió, sí que dio la impresión de ser un grupo más débil o más roto, que permitía más concesiones de las debidas al rival.
No hay duda de que en los días importantes (y ya casi todos lo son), el equipo de Zidane va a jugar con los tres de arriba y los tres van a ser delanteros. Pero parece que el plan del entrenador francés pasa por convencer a Bale de que haga un doble esfuerzo: sea decisivo arriba y ayude atrás.
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