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Supercopa de Europa

Los penaltis no se alían esta vez con el Villarreal: el Chelsea, Supercampeón

Marcó Ziyech y el equipo español apretó, tiró dos veces al palo y en una magnífica segunda parte empató Gerard Moreno. En la prórroga aguantó. Albiol falló el penalti definitivo en la tanda

El penalti que falló Albiol y que dio el título de Supercampeón al Chelsea
El penalti que falló Albiol y que dio el título de Supercampeón al ChelseaJASON CAIRNDUFFAction Images via Reuters

La tanda de penaltis dio la gloria al Villarreal en la final de la Liga Europa y el mismo desempate, al séptimo lanzamiento, le volvió la cara para que la Supercopa de Europa fuese del Chelsea. Falló Albiol, paró Kepa, que había entrado sólo para eso, y los amarillos se fueron de Belfast tristes y a la vez orgullosos después otra noche agónica y emocionante que comenzó complicada. Porque los ingleses empezaron en plan hermano mayor y más de 200 pases había completado cuando encontró el que le iba a dar ventaja en el marcador. Marcos Alonso lanzó a Havertz al espacio para que pusiera el balón en el punto de penalti. Lo dejó pasar Werner y Ziyech lo botó contra el suelo para que pasara por encima de Asenjo.

El plan abusón con el que entró en el partido el Campeón de Europa le estaba funcionando, porque el Villarreal había decidido dejarle la posesión y el campo, pero blindarse, aunque ya sabía que así no iba a ningún lado. Había perdido Una Emery dos finales de Supercopa con el Sevilla y quería cambiar esa estadística, aunque la pretemporada haya sido complicada por el covid y muchos futbolistas se hayan incorporado muy tarde o ni siquiera hayan tenido vacaciones, como Pau Torres.

La ilusión podía más y la alineación del Chelsea, también afectada por las fechas en las que estamos, invitaba a pensar en otra gesta. En duplicar la hazaña que fue levantar la Liga Europa contra el United. Y ahora había otro gigante enfrente, que no tenía todo su potencial sobre el césped y aún así le daba para tener en el banquillo al posible Balón de Oro, Jorginho, y como titular a otro de los mejores mediocentros del mundo: Kanté. Una montaña que el Villarreal quiso subir. Sufrió durante muchos minutos, con Marcos Alonso haciendo un destrozo por la izquierda, mientras Yeremy intentaba saber cómo es eso de ser lateral en vez de extremo. Por detrás en el marcador había que atreverse si se quería la gloria, y los amarillos se fueron reconociendo en Windsor Park, cada vez menos impresionados por el escenario y el enemigo. Estaban ante la posibilidad de levantar el segundo título para esa pequeña ciudad de 50.000 habitantes que tiene un equipo de fútbol a la altura de un censo de varios millones. Un club de gran capital que pudo irse al descanso con la cosa empatada si el bombazo de Alberto Moreno llega a entrar tras estrellarse en el larguero.

Aunque no entró, la tendencia había cambiado y esto se confirmó en un error de Mendy en un saque de puerta que Dia convirtió en una asistencia a Gerard. Chutó cruzado y el portero sopló el balón hasta la madera. Gerard se había hecho con los mandos del escenario y su trabajo en la mediapunta ya estaba preocupando a Tuchel. Antes de que reaccionara el técnico, acertó el recién renovado con una pared magnífica otra vez con Boulaye Dia, que metió el cuerpo al defensa y la dejó atrás para el empate. Se fue Kanté y entró Jorginho, dentro de una sucesión de cambios de los dos técnicos en busca de oxígeno y de no perder a nadie casi antes de empezar el curso. El Villarreal disfrutaba por fin. Ya le discutía el porcentaje de posesión al campeón de Europa y no lo dejó chutar a portería casi hasta el último suspiro, cuando Marcos Alonso controló con el muslo y disparó al lateral de la red. Yeremy Pino le había equilibrado el duelo y quedaba por delante media hora más para definir al primer ganador del curso.

Otros treinta minutos para las piernas de Pau Torres, que no se lo va a creer cuando empiece las vacaciones. Pero por un segundo día de gloria con el equipo de su pueblo valía la pena un esfuerzo extra. Y es que ya era una cuestión más de fe que de fútbol, con todos pidiendo agua en cada parón y más calambres que desmarques. Se trataba de resistir y buscar el momento. Y para esto el Chelsea tiene más artillería, por mucho que Lukaku todavía no haya sido presentado. No llegaba a tiempo para lo de Belfast, pero sí Mason Mount, que tuvo la victoria un remate al que respondió Asenjo. Llegaron los penaltis, esos que le dieron la gloria la otra vez y que ayer fueron malditos.