Celos enfermizos
Nuevo capítulo del escándalo en el PSG: Aminata Diallo buscó en internet como envenenar o “romper la rótula” a Kheira Hamraoui
Los celos enfermizos de Diallo han quedado demostrados también en sus mensajes de odio en WhatsApp
Todo ocurrió en una fiesta del propio club. PSG venía de una gran victoria en Champions League sobre Real Madrid, pero la felicidad duró poco en la entidad. El triunfo quedaba empañado tras descubrirse lo que se escondía tras la brutal agresión que sufrió Kheira Hamraoui, jugadora del club, el pasado 4 de noviembre al ser atacada con barras de hierro por dos hombres encapuchados cuando regresaba a su casa tras una cena organizada por el club.
Este fue el parte de lesiones: un gran hematoma en la parte posterior del muslo derecho, justo por encima de la rodilla, junto a otra herida y un segundo corte más fino. Dos puntos de sutura en la tibia derecha y otros dos en la palma de la mano derecha.
Con heridas en las piernas tras recibir golpes con palos de hierro, Kheira Hamraoui se perdería el partido de Liga de Campeones y sería sustituida por Aminata Diallo. Todo parecía “normal”, hasta que el diario “L’Equipe” desveló que la misma Aminata Diallo sería detenida en su domicilio como orquestadora del ataque. Poco después quedaba en libertad. Sin embargo, las investigaciones han acabado demostrando los “celos enfermizos” de Diallo.
La historia del ataque a Kheira Hamraoui ha sumado un nuevo capítulo en las últimas horas. Si bien su compañera en el PSG Aminata Diallo niega haber sido la autora intelectual de la agresión, los investigadores policiales piensan lo contrario. De hecho, los últimos hallazgos van en esa dirección. Según el informe de la Brigada de Prevención del Delito de la policía judicial de Versalles al que tuvo acceso “Le Parisien”, Diallo vio a Hamraoui como un obstáculo en su carrera deportiva y habría orquestado el ataque a su compañera.
Búsquedas sospechosas
Los investigadores llegaron a esta conclusión después de que peritos informáticos encontraran en el ordenador personal de la supuesta instigadora los términos “cóctel de drogas peligrosas”. Según “Le Parisien”, esta búsqueda online la habría realizado el 30 de octubre. Además, el día anterior al ataque a Hamraoui con una barra de hierro, se habría realizado una nueva búsqueda con las siguientes palabras: “romperse una rótula”.
“Ha quedado así fehacientemente probado que Aminata Diallo alimentaba un odio real contra su compañera en el PSG, a la que consideraba un obstáculo para su propia carrera deportiva”, detalle dicho informe. Además, advierten que la futbolista sufría una “deriva psicológica lenta que se ha vuelto, por así decirlo, patológica”.
Además, Los investigadores aseguran que Aminata Diallo sentía “profundos celos” hacia su compañera de equipo y de la selección francesa Kheira Hamraoui y esto fue corroborado por diferentes mensajes de odio vía WhatsApp que tenía contra la víctima en su móvil. Se interceptaron varios mensajes con un confidente en el que mostraba su frustración por los minutos de juego de ambas: “Si yo fuera mala, celosa, calculadora como ella… le diría a un pariente que la destruyera”. Incluso llegó a afirmar: “Ahora voy a ser despiadada”.
Con todas estas pruebas, a casi un año del ataque, Diallo ha sido detenida e imputada por “violencia agravada” junto a otros cuatro individuos acusados de ser partícipes del ataque. Para la policía hay sobradas pruebas de que la agresión fue pagada por la futbolista del PSG para comprometer la carrera de su compañera. Incluso, según “Le Parisien”, uno de los detenidos apodado como ‘El Pequeño’, habría recibido como encargo 500 euros para atacar y perjudicar deportivamente a Hamraoui.
El antecedente de Harding y Kerrigan
El caso de Aminata Diallo recuerda a uno de los escándalos más sonados del deporte. La guerra entre las patinadoras Tonya Harding y Nancy Kerrigan cuando ambas luchaban por una plaza en los Juegos de Invierno de 1994. En 1994 una batalla entre dos patinadoras para competir en los JJ.OO. de invierno de Lillehammer trascendió los límites del deporte para pisar los lodos del crimen organizado. La estadounidense Tonya Harding, por medio de su ex marido, Jeff Gillooly, contrató a un matón profesional para que le partiese las piernas a su principal rival, Nancy Kerrigan, y despejar así su camino olímpico. Aquella historia conmocionó América.
Increíblemente, tanto Harding como Kerrigan compitieron en los Juegos Olímpicos de Lillehammer 94. La primera, porque puso en marcha una serie de medidas legales que fueron dejando su sanción en suspenso y le permitieron participar de la cita de los anillos. La segunda, porque se recuperó casi milagrosamente del ataque de Stant.
En el torneo, Tonya no estuvo ni cerca de su potencial, pero Nancy sí. Para muchos, incluso, debió ser la campeona olímpica. Pero al cabo, las premiaciones en el patinaje están atadas a lo subjetivo y los jueces determinaron que el oro fuese para la ucraniana Oksana Baiul. Kerrigan, de todos modos, se llevó la medalla de plata.
Dos semanas más tarde Tonya se declaró culpable para evitar un juicio que se preveía demoledor. Fue condenada a 3 años de libertad condicional, 500 horas de trabajos comunitarios y una multa de 100.000 dólares. También fue expulsada de por vida de la Federación Estadounidense de Patinaje.
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