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Entrevista

Alba Redondo: «Hay un hilo invisible que me conecta con mi tío»

La jugadora del Real Madrid dedica cada gol al hermano de su madre, militar fallecido en el accidente del Yak-42 cuando ella tenía sólo seis años

Alba Redondo, jugador a de la Selección Femenina de Fútbol. Jesús G. FeriaPHOTOGRAPHERS

Alba Redondo (Albacete, 1996) atiende a LA RAZÓN con una sonrisa y sin mirar el reloj en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. No estaba en la primera lista de Sonia Bermúdez como seleccionadora absoluta para disputar las semifinales de la Liga de Naciones contra Suecia, pero la lesión de Esther le abrió la puerta de la campeona del mundo otra vez. Alba agradece la llamada de Sonia, excompañera suya en el Levante, y espera devolverle la confianza marcando goles para seguir dedicándoselos a su tío Jose, militar fallecido en el accidente del Yak-42.

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¿Se puede decir que está en su mejor momento deportivo?

En el mejor momento deportivo de todos los tiempos no creo, pero en uno de los mejores, sí.

Es máxima goleadora de la Champions, máxima goleadora histórica de la Liga F. ¿Cómo suena eso?

A mí me llena de muchísima alegría porque es un trabajo de mucho tiempo ya. Hay gente que no sabe lo que trabajamos fuera, ya no solo en el campo, sino en casa. Nutrición, descanso, entrenamiento invisible también. Son muchas variables. Y sobre todo, una de las variables más importantes para mí ha sido rodearme de personas que me ayuden a sumar fuera del campo.

¿Ha evolucionado mucho ese entrenamiento invisible? ¿Se ha profesionalizado mucho en los últimos tiempos el entrenamiento femenino?

Sí, sí, sí. No conozco a día de hoy ninguna jugadora que no trabaje más de lo que trabaja en su propio club. Muchas veces no puedes llegar a trabajarlo todo. Y el entrenamiento invisible para mí ya no solo es el trabajo de prevención, sino también alimentación y descanso. Muy, muy importantes.

¿Cuánto ha tenido que ver en eso el Mundial? ¿El Mundial es causa o es consecuencia de todo eso?

El Mundial es consecuencia de mucho trabajo, sin duda. Y el Mundial significó un antes y un después para todas nosotras.

¿Le ha cambiado la vida?

Sí, sin duda. A raíz del Mundial, a nivel deportivo, ya nos conocen más. Somos más referentes ya no solo para las niñas sino para los niños también. Estoy muy feliz de todo lo conseguido. Quiero conseguir más cosas, que parece que es fácil, pero tiene muchísimo trabajo detrás. El fútbol femenino ha ascendido muchísimo, más a raíz del Mundial.

Después del Mundial y de la Liga de Naciones pasada no ha tenido suerte en la selección. En los Juegos se quedó fuera de las 18, estaba en la lista de reservas y en la Eurocopa no jugó. ¿Cómo ha vivido eso?

Por suerte me considero una persona muy, muy fuerte mentalmente. Yo me considero también, a pesar de no estar dentro de las 18, afortunada porque pude vivir cómo se hacen unos Juegos Olímpicos, cómo se viven. Es verdad que no pude disputar ningún minuto de la Eurocopa porque tuve un contratiempo, que fue una lesión muscular, pero luego me recuperé y estaba en perfectas condiciones para poder disputar minutos. Trabajo mucho, o hablo más bien mucho, con Cristina Monleón, que es mi pareja. Yo creo que ella tiene un rol de psicóloga también. Y sobre todo estoy rodeada de gente que me aconseja bien, que son constructivos para mí. Y gracias a ellos soy mentalmente muy fuerte y las situaciones duras que a lo mejor he podido pasar, las he revertido. Y sigo dando mi cien por cien a nivel futbolístico.

¿Qué pensó cuando dio la lista a Sonia Bermúdez y vio que se quedaba fuera?

Puedo entender a Soni también, que busque perfiles diferentes. Son decisiones suyas. Con el alto nivel que tenemos en nuestra liga y el alto nivel de jugadoras españolas que hay a día de hoy es muy jodido hacer una lista. Y yo entiendo perfectamente a Soni. No le di más vueltas y seguí trabajando para mí, pero sobre todo para el partido que tenía ese fin de semana con el Real Madrid.

¿Le dijo algo especial cuando llegó el lunes a la concentración?

Yo le di las gracias. Yo soy muy agradecida, porque cuesta mucho tomar decisiones y más en estos momentos. Y ella me dijo que me lo había ganado yo y que siguiera trabajando, que estaba bien, muy bien. Así que pues ya está. A currar, que es lo que más me gusta.

¿Cuesta ver ahí a Sonia que hace nada era futbolista y fue compañera suya?

Se lo he dicho a mis compañeras. Todavía veo a Soni y parece que me está dando pases ahí en el Levante. Es que era espectacular. En años anteriores yo la veía también por aquí, por los pasillos de la selección, me la cruzaba y le daba un abrazo. Al final no me ha costado tanto, pero todavía sigo recordando aquellos momentos en los que yo empecé en el Levante y ella acababa su carrera futbolística.

¿Le dan ganas de decirle que salga a tirar los córners?

Hay veces que le digo «Sonia, enséñame a esto», porque es impresionante la calidad que tiene y lo buena futbolista que fue.

Y ahora dentro de la selección, con la vuelta de Jenni y sobre todo de Mapi, ¿se empiezan a cerrar todas las heridas?

Creo que ya va siendo hora de hablar de fútbol. Y creo que no hay que darle más vueltas al asunto. Están de vuelta, son dos jugadoras importantísimas para nosotras. Están aquí y van a ayudarnos para este tipo de partidos. Puede ser que se cierren círculos, sí. Pero es que ya deberían haberse cerrado hace tiempo. Y ahora mismo hablar ya solo del verde es lo más importante.

Antes ha hablado de su pareja. ¿Cómo fue ver su boda en el Hola?

Creo que rompimos una barrera gorda también. Cuando se deje de hablar de esto habrá habido un cambio también. Esto no debe ser noticia. Pero tanto Cristina como yo estamos muy contentas de haber podido derribar otro muro, de mostrarnos tal cual somos. El amor, la libertad, todo. Y me siento privilegiada, contenta, ya no solo por la foto, sino porque me casé con la mujer de mi vida.

¿Entiende que también son ejemplo para muchas niñas o para muchos niños en ese sentido?

Sí, tú eres referente en todos los ámbitos. Y no solo dentro del campo, sino fuera. La gente, a Cristina más que a mí, le escribe dándole las gracias. Sobre todo por mostrar la naturalidad de nuestra relación. Porque no debe ser noticia. Amor es amor y ya está, no hay que darle más vueltas.

Volviendo al césped. ¿Le cambió mucho la vida fichar por el Real Madrid?

Yo he sido desde pequeñita del Real Madrid. En mi casa siempre hemos sido del Albacete Balompié y del Real Madrid. Y es verdad que cuando fiché por el Real Madrid es un cambio muy radical. Yo vengo del Levante, un club muy bueno también, pero el Real Madrid, en cuanto a instalaciones y demás, es más grande. ¿Te cambia la vida? Te aumenta el currículum, pero era uno de los sueños que quería cumplir, que era vestir la camiseta del Real Madrid.

¿Se nota esa diferencia de la que hablan muchos futbolistas, que es diferente a todo?

Yo no tengo ninguna queja del Levante, no puedo quejarme. A nivel futbolístico, con los entrenadores que he tenido he aprendido muchísimo. Es verdad que a nivel de instalaciones a lo mejor faltaba algo. Obviamente aquí, en el Real Madrid, no ocurre . Aquí tienes de todo, te sientes realmente una futbolista profesional cien por cien. En el trato humano con el Levante no puedo hablar mal porque el Levante ha sido uno de los clubes que voy a tener siempre en el corazón. Y el Real Madrid es un club que te mejora en cuanto a mentalidad, a nivel físico, a nivel de competición. Te permite jugar categorías que antes no jugabas y sobre todo es vestir la camiseta del Real Madrid. Es que no lo puedo explicar porque desde pequeña yo quería vestir esa camiseta.

¿Cómo es jugar con Alexia, con Aitana, con todas estas jugadoras que tiene siempre enfrente? ¿Cómo es tenerlas de compañera?

Es espectacular. Alexia, Aitana... Balones de Oro, es que no hay más. Calidad humana, trato humano muy bueno. Y ya no solo ellas sino todas las jugadoras. Las que estamos aquí somos las elegidas para representar a España. Ellas te hacen mejores jugadoras a ti. Tú aprendes con ellas. Ellas incluso también aprenden de ti. Se dejan también aprender. No se cierran. Al contrario. Tengo palabras muy buenas para todas porque realmente te hacen mejor jugadora, ya no solo dentro sino también fuera del campo.

El gol es lo que más llama la atención de su juego, pero también se ha adaptado a jugar en la banda. ¿Cómo se ve más cómoda?

A mí la gente siempre me dice, tú tienes que estar cerca del área porque tienes gol. Pero me da igual. Yo soy una jugadora súper combinativa. Me gusta tanto asociarme en banda como asociarme arriba. Y creo que donde sea, banda o punta, puedo rendir porque estoy cien por cien implicada donde sea.

Tiene varios tatuajes. Estaba viendo el 10, por ejemplo.

Es mi número favorito. En el Levante lo llevé, en el Albacete también. Ahora llevo el 11. Y aquí lo lleva una leyenda como es Jennifer Hermoso. Y es para ella. Tengo uno con mi mejor amigo, dos manos cogiéndose. Los años de mis padres, cuando nacieron. Es un reloj, pero con los años. Otros por mis abuelas, Ana María y María del Señor. Varios con Cristina. Y uno [con la frase «Arriba los corazones»] por mi tío.

Cada celebración suya es especial. Es para él.

Todos mis goles se los dedico a él. Es que era muy forofo del fútbol. Es especial porque me conecta. Yo lo llevo, mi hermano también. Y cada vez que marco un gol es como un abrazo grande. Es como un beso al cielo, pero un abrazo al acabar el partido, porque sé que estaría en la grada. Es una manera de acercarme a él, de decir «Jose, esto va por ti. Porque sé que también estarías aquí». Me seguía siempre. Es una manera de sentir que nunca va a desaparecer. Y todavía sigo diciendo que hay como un hilo que me conecta con él, un hilo invisible.

¿Cuántos años tenía? Usted era muy pequeña.

Él falleció con 27 años. Y yo tenía 6 años. Y aún así, fíjate, yo ya empezaba a jugar y ya me preguntaba en sus misiones de paz por correo, porque no había móvil. ¿Qué tal el partido? Se metía también conmigo, porque él era del Barcelona.

Para una niña de seis años eso es muy duro.

Muy duro. Hasta que creces no te cuentan la historia real. Pero al principio fue bastante duro, porque tengo imágenes de mi familia llorando, derrumbándose. Al principio fue bastante doloroso. El tiempo pasó. Las heridas no curan porque realmente nunca llegan a curarse, pero la familia siguió adelante y tenemos un motivo más por el que luchar. Siempre.