Granada C.F.
Cristiano, 1; Madrid, 0
Ronaldo marcó el gol del Granada, que hizo un enorme trabajo defensivo El Real pareció cansado y su falta de fútbol le acarreó la quinta derrota en la Liga
En su segunda etapa, Diego López encajó en Granada su primer tanto con la camiseta del Real Madrid. Se lo metió Cristiano Ronaldo, el único futbolista que tiró a puerta, a la suya y casi también a la del contrario.
En su segunda etapa, Diego López encajó en Granada su primer tanto con la camiseta del Real Madrid. Se lo metió Cristiano Ronaldo, el único futbolista que tiró a puerta, a la suya y casi también a la del contrario. El gol en propia meta adquirió un valor supremo, el de la victoria celebrada con júbilo y alborozo en Los Cármenes, triunfo que invita a creer en la salvación. Ese gol también fue la quinta derrota madridista, que en Andalucía no ha cosechado más que disgustos. Al equipo de Lucas Alcaraz le bastó con defenderse correctamente para sumar tres puntos de carambola; al de Mourinho le faltó inspiración, y fútbol, y precisión, y frescura. No fue ni la sombra del que empató en Copa con el Barcelona, del que ahora se sitúa a 18 puntos, pero con un partido más, en esta Liga que de aquí a final de temporada va a ser una pesadilla, si no espabila.
«Señora, ha tenido usted una soltera», contaba el inmortal Miguel Gila en uno de sus inolvidables monólogos cuando el médico recogió a la recién nacida. Parafraseando al genio, el Madrid ha tenido un portero titular, Diego López. Se lesionó Casillas y de Adán, ya ni cancerbero de Copa ni de Liga, ni portero de noche ni de día, apenas queda el rescoldo de aquel incendio que él no provocó. Es una víctima y sus quemaduras del alma sanarán con el paso de los días; en junio, cuando se vaya, de todo lo vivido en este crudo invierno recordará, aún perplejo que «quitó» el puesto a Casillas.
Y en el Granda, la revolución, Alcaraz por Anquela en el banquillo y seis bajas y cuatro altas en el mercado de invierno. Una inversión fabulosa, dados los tiempos que corren, 3,4 millones, y tres de los cuatro nuevos, titulares: Recio, Nolito y Aranda. En el Madrid repitió el asombroso Varane en el centro de la defensa, junto a Ramos. Y en el puesto del «regista», Modric por el sancionado Özil.
El croata comenzó hiperactivo, mientras el Granada y sus refuerzos tomaban el pulso al partido. No había un dominador claro, los porteros no intervenían y las imprecisiones en las entregas y en los metros finales estropeaban cualquier jugada de ataque. Hasta que en la acción más peligrosa de los nazaríes Arbeloa se anticipó al delantero presto al remate y mandó a córner. Lo sacó Nolito y Cristiano Ronaldo sorprendió con un cabezazo que se coló en la portería de Diego López, patidifuso.
El partido gustaba tan poco al seguidor madridista como a su entrenador, que, superada la media hora, ordenó calentar a Benzema y Callejón. El Granada hacía lo que podía y el Madrid no progresaba porque delante era un equipo tan previsible y estático que en el primer tiempo no disparó nunca entre los tres palos. Se parecía poco o nada al que dio cumplida réplica tres días antes al Barcelona en la Copa. La Liga ocupa un plano tan secundario que a los jugadores les cuesta tomarse estos partidos en serio.
A ese estado de ánimo que no exige épica o entrega «a vida o muerte», se sumó la buena disposición en el campo de los jugadores de Alcaraz, concentrados sobre todo en no dar la mínima facilidad en defensa y tantear la victoria al contraataque. La suerte fue su aliada y el trabajo bien hecho en la línea media y en la zaga, el pilar del triunfo. Nolito, Ighalo y Aranda no chutaron ni una vez a portería. En realidad, sólo disparó Ronaldo, aquel cabezazo fatal del primer tiempo y tres disparos en el segundo. Pero la mejor ocasión fue de Benzema, quien, después de lucirse Toño al despejar un mano a mano con Callejón, mandó fuera el empate.
El Madrid mereció el 1-1, posiblemente, pero su fútbol fue tan plano, tan romo, que no le dio para conseguirlo. Son ya cinco las derrotas en Liga; cuatro, en Andalucía y una en Getafe. Demasiadas facilidades para el Barça, incluso para el Atlético, segundo.
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