De paseo por Bakú

El Atlético de Madrid aparcó el fútbol la mañana del lunes en Azerbaiyán. El derbi ya forma parte del pasado, dos días es un mundo, está lejos, y los jugadores rojiblancos cambiaron el pantalón corto por el traje para visitar los lugares emblemáticos de Bakú, donde pasarán lunes y martes para jugar un amistoso con un equipo de estrellas locales, como parte del acuerdo que tiene el club con Azerbaiyán, uno de sus patrocinadores, un país en fase de crecimiento.

"Buenos días a todos", saludaba siempre educado Enrique Cerezo antes de la primera parada, una ofrenda floral al ex presidente Heydar Aliyev y a su esposa Zarifa en el Cementerio Nacional.

El acento argentino-uruguayo se extendía en el grupo durante la mañana entre las bromas del Mono Burgos o Cebolla Rodríguez.

La ciudad sufrió una pequeña revolución con la llegada del conjunto español, siempre escoltado por la policía, que a veces incluso detenía el tráfico. Algunos taxis tienen publicidad en la que dan la bienvenida al Atlético.

La ciudad también está llena de carteles que anuncian el Tour de Azerbaiyán, que se disputará por primera vez. Es un deporte que empieza a crecer en el país, donde lo que más se practica es la lucha y otros principalmente de contacto.

En una mañana de homenajes, la Avenida de los Mártires es la siguiente parada y las rosas y los claveles fueron esta vez para todos los que murieron el 20 de enero de 1990 cuando las fuerzas militares rusas dispararon incluso contra los civiles.

Dentro de la misma zona hay un Monumento a los Mártires Turcos al que Arda Turán llevó una corona de flores junto a Enrique Cerezo.

Turquía hace frontera con Azerbaiyán, incluso sus idiomas son similares. Por eso Turán es el más perseguido por la prensa local y el más aclamado, ya en la Plaza de la Bandera, por un grupo de niños que gritaban a la llegada del autobús. "Arda, Arda", dijeron de forma incansable hasta que el atacante bajó a saludarlos. "Pensé que decían Barça, Barça", bromeaba un miembro de la expedición.

Después, los jóvenes reclamaron a Falcao, pero el colombiano ya se había subido al autobús. Peleado con el aire en la bien llamada ciudad del viento, Falcao fue uno de los más preocupados en hacerse fotografías en todos los lugares que le llamaban la atención. Hasta por la tarde, no tomaría protagonismo el fútbol.