Espanyol
Y al tercer día, explotó
Ronaldo marcó cinco goles, dio el pase del otro y noqueó al Espanyol. Tras dos encuentros seco, mostró su potencial y se queda a cinco tantos de ser el máximo goleador del Madrid
Ronaldo marcó cinco goles, dio el pase del otro y noqueó al Espanyol. Tras dos encuentros seco, mostró su potencial y se queda a cinco tantos de ser el máximo goleador del Madrid
Estaba hambriento. Estaba sediento. Tranquilo, confiado, estable, más o menos feliz y, según cuentan, en un estado físico como hacía mucho que no se encontraba. Pero Cristiano Ronaldo empezaba a sentir la boca seca y ese dolor en el estómago cuando no has comido y necesitas pegar un bocado. Ese momento en el que empieza la urgencia y una leve preocupación. En Gijón no marcó nadie, contra el Betis se quedó extrañamente vacío. Benzema no le vio en la jugada en la que siempre le miraba. El portugués parecía un poco fuera de foco. Cuando su figura siempre atrae la luz.
Pero quien se preguntaba qué le sucede a CR7 se equivocaba de pregunta. No era qué. Era cuándo.
Y fue ayer.
El Real Madrid se paseó por el campo del Espanyol gracias a que Ronaldo sació el hambre, la sed, la ansiedad de los aficionados y las preguntas banales con las que se llenan minutos de tertulia. En el minuto siete, Modric tuvo tiempo para pensar en el centro del campo, Ronaldo ganó la espalda de la defensa, cruzó con suavidad y se acabó el partido. Lo que llegó después fue una exhibición, un monólogo del portugués, un día para saciarse y presentarse en esta temporada: hizo cinco goles y dio el pase del otro. Los focos no van a volver a equivocarse. «Hablamos mucho de Cristiano, creaba ocasiones, siempre dije: ‘‘tranquilidad’’. Estoy muy contento por nosotros, por él. Para todos es importante que él recupere el ritmo porque le dará muchos goles al equipo», explicaba después Benítez. El primero fue un tiro cruzado, el segundo de penalti, en el tercero suyo se adelantó a la defensa y los dos últimos fueron de delantero centro, en el área, al primer toque. La defensa del Espanyol no supo cómo detenerlo. Sergio, el técnico, cambió a un central en el descanso, pero ya nada tenía arreglo. El conjunto local vio pasar a los delanteros blancos como si atravesasen paredes. Con la diferencia que el muro defensivo estaba hecho de papel. «Pensé en un partido diferente y por mi elección el equipo no supo competir y no estuvo a la altura. A nivel defensivo los tres centrales tuvieron muchas lagunas», decía el técnico, desbordado después. Quiso jugar con tres hombres atrás y con los laterales muy arriba, pero su equipo nunca se enteró del partido. Apenas inquietó y cayó KO ante los diferentes golpes que iba dando Cristiano Ronaldo. «El Espanyol tiene un buen equipo, pero cuando Cristiano tiene un día así es imposible. Hay que dar mérito a nuestros jugadores, a Cristiano...», intentaba explicar Pepe, que fue titular junto a Ramos.
Porque Benítez puso en práctica su política de descansos. Varane se quedó en el banquillo y Casemiro suplió a Kroos en el eje. El equipo no notó los cambios, siempre fue mejor que el Espanyol, goleó en la primera mitad y estuvo seguro en la segunda, en la que se limitó a guardar la portería y esperar que los goles de su estrella siguiesen cayendo. El Espanyol intentaba luchar contra su frustración, su impotencia, frente a esa ley de la física que determina que Ronaldo siempre está en el sitio adecuado.
Cuando un defensa del Espanyol se volvía, ya había aparecido el portugués para sumar y sumar. En su ayuda, además, acudió Bale, que empieza a encontrarse a gusto en esa posición, que son cuatro: hizo de delantero en el penalti que le hicieron; dio un pase de media punta en el gol que terminó marcando Benzema; centró como extremo izquierdo, con la izquierda, en el tercero de Ronaldo y le dio al portugués el pase desde la derecha en el quinto del Madrid. «A los delanteros les pido que tengan libertad de movimientos para que creen problemas. Ésa ha sido la clave. No era fácil y lo han hecho muy bien», explicó Benítez, al que le van saliendo los números y los planes. Todo es más fácil con un Ronaldo, que persigue la historia. ¿Para qué sirve la sed?, preguntó alguien. Vean a Ronaldo.
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