Atlético de Madrid
El Atlético tiró de carácter
El Girona se adelantó con dos goles de Stuani. Correa y Giménez empataron cuando los rojiblancos jugaban con diez por expulsión de Griezmann
Girona era una fiesta. El equipo de Pablo Machín estaba dando un baño a un Atlético desconocido. Los argumentos de Simeone de humildad, entusiasmo e intensidad no habían aparecido en Montilivi y el pez chico, en su debut en Primera, se había tragado al grande merced a su mejor disposición táctica, a su mejor manejo de la pelota y a su capacidad para contrarrestar las virtudes que el rival no mostró en ningún momento. Stuani, con sendos cabezazos, volteó el marcador y cuando Griezmann fue expulsado (min 67) nada presagiaba que el triunfo se le iba a escapar al debutante. Era su día de gloria, se merecía salir por la puerta grande, pero Correa y Giménez maquillaron el resultado con sus goles y obraron la remontada en un partido en el que el Girona le dio un agua.
Durante setenta minutos el Girona le había dado un baile al Atlético. Juego por bandas, trabajo en el centro del campo con Granell, Borja y Pere Pons que empequeñecieron al rival. Los de Simeone, ni dos pases seguidos, inferiores en todos los aspectos del juego y sin capacidad de reacción cuando Stuani, en tres minutos, batió a Oblak, el mejor de los rojiblancos: con sus paradas evitó la derrota. La endeblez defensiva propició los tantos porque Giménez y Savic no estuvieron firmes en los balones aéreos. El Atlético deambulaba por el campo. Sólo un remate de Saúl lejano para corroborar su poca capacidad ofensiva. Griezmann y Torres estaban ausentes; Carrasco era muy individualista y nadie ponía pausa en el desorden. Koke y Gabi eran superados y el Girona se fue al vestuario con la cabeza alta y el convencimiento de que había sido muy superior al rival.
Sin embargo, como el fútbol es un estado de ánimo, el Atlético reaccionó cuando le picó el orgullo de verse en inferioridad tras la autoexpulsión de Griezmann. El francés, ausente en le juego, simuló una caída en el área y después le protestó al árbitro. Justa expulsión que motivó a sus compañeros. Correa, que había entrado por Juanfran cuando el equipo pasó a jugar con tres defensas, fue decisivo. Entró Vietto por Torres porque Simeone se lo jugó todo al ataque al ver que el Girona tenía menos oxígeno y no era ya tan intenso. Gaitán ya había reemplazado al titubeante Gabi.
Y fue Correa el que marcó un golazo desde fuera del área. El partido entró en una fase emocionante, donde podía más la rabia que el juego. Y a la salida de una falta fue Giménez cabeceó anticipándose a Iraizoz. Remontaba el Atlético con más hambre que juego y el Girona, hasta entonces casi perfecto, acabó lamiéndose sus heridas. Tuvo la gloria en sus manos, pero un equipo de Simeone nunca se rinde, pese a que juegue mal. Ayer lo demostró.
✕
Accede a tu cuenta para comentar