Fútbol

El 'Mundial 82' de Catarroja vuelve a respirar fútbol gracias al Valencia CF

El estadio, devastado por la DANA y que usaban varios clubes de la localidad, ha reabierto sus puertas en un acto donde ha estado el jugador Hugo Duro

Hugo Duro, en la inauguración del estadio Mundial 82 de Catarroja
Hugo Duro, en la inauguración del estadio Mundial 82 de CatarrojaFundació VCFFundació VCF

El campo de fútbol 'Mundial 82' de Catarroja que fue devastado por la dana hace ya más de seis meses, fue inaugurado este martes tras ser reconstruido con el impulso del Valencia, a través de la Fundació VCF.

El Valencia, junto a LaLiga EA Sports, Divina Seguros y el dinero recaudado en la taquilla del Valencia-Betis (325.357 euros), que fue igualado por el máximo accionista Peter Lim en la 'fila cero solidaria', firmó un convenio a finales de marzo con el ayuntamiento de la localidad y el FBCD Catarroja en el que se comprometió a reconstruir un campo que usaban varios clubes de la localidad. La ciudad deportiva de Paterna ha acogido durante estos meses los entrenamientos de algunos de estos jóvenes, que ahora ya pueden volver a ejercitarse en su municipio y en su campo habitual.

El acto de re-inauguración contó con la presencia de los jugadores del club Hugo Duro y Kerlly Real y también estuvieron el director general Javier Solís y los embajadores Ricardo Arias, nacido en esta localidad, Miguel Ángel Bossio y Miguel Tendillo. También acudieron el director general de deporte de la Generalitat, Luis Cervera, el presidente de la Federació de Fútbol de la Comunitat Valenciana, Salvador Gomar, el presidente del FBCD Catarroja, Óscar Banacloy, o la alcaldesa de Catarroja, Lorena Silvent, entre otros.

Hugo Duro dijo que está "muy contento" por lo que se ha hecho: "Todos hemos sido niños, a todos nos ha encantado jugar al fútbol y que puedan seguir jugando en estas instalaciones, que están genial, es un sueño para ellos; porque cuando luego faltan se echan de menos".

"Ayudé y fue, sobre todo, culpa de mi mujer (la piloto Nerea Martí), que me cogió del brazo y me metió en el coche. Una vez que vi en persona lo que había era lo mínimo que podíamos hacer. No dejamos de ser personas normales y ver a la gente tan agradecida cuando nos vio por aquí, obviamente, no tiene precio. Me alegro de que todo vaya pasando y avanzando. En lo que podamos ayudar, nosotros encantados", agregó.