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Camilo Vargas, el yerno de la guía espiritual

Camilo Vargas participa en un ejercicio junto al tercer portero, José Cuadrado, durante un calentamiento prepartido
Camilo Vargas participa en un ejercicio junto al tercer portero, José Cuadrado, durante un calentamiento prepartidolarazon

El día de su presentación con el Barcelona, Yerry Mina se quitó las botas y las medias antes de pisar por primera vez el césped del Camp Nou. Los fotógrafos que cubrían el acto alucinaron, porque no entendían nada. En Mendizorroza también sorprendía que otro colombiano, Daniel Torres, se descalzara en la previa de cada partido del Alavés y caminara por la hierba mientras hablaba por teléfono y rezaba. El origen de ambos gestos es el mismo y tiene que ver con Camilo Vargas, el segundo portero de Colombia en este Mundial de Rusia y tercer guardameta hace cuatro años en Brasil por detrás de Ospina y Farid Mondragón. Camilo jugaba en el Independiente Santa Fe cuando empezó a salir con Ángela María Bolívar y se convirtió en el yerno de Sandra Merino, un dato que puede parecer irrelevante, pero que en realidad es el que da sentido a toda esta historia. La señora Sandra no era especialmente aficionada al fútbol, todo lo contrario, pero se fue acostumbrando a ver los partidos del novio de su hija y, de paso, rezaba porque le fuera bien a él y a sus compañeros. Aquella plantilla de Santa Fe, llena de chicos jóvenes a los que les había llegado muy pronto el éxito, no era la más disciplinada del mundo. Muchos de aquellos chicos ocupaban más tiempo en los placeres terrenales que entrenando y algunos llegaron a tener problemas serios con el alcohol. Ella tuvo una noche una revelación en la que se le decía que el club estaba bajo la influencia de algún tipo de mal de ojo y se ofreció a la directiva para acabar con el problema. Al presidente le sonó a locura en un principio, pero finalmente aceptó y Merino se convirtió en la guía espiritual del grupo. Su primera medida fue lavar los pies a todos los jugadores, muchos de los cuales quedaron unidos personalmente a Sandra después de esa experiencia. El equipo ganó la Liga después de 37 años y, aunque ella se desvinculó, llegó a tener más de 60 futbolistas en su agenda, el principal Dani Torres, al que, como él mismo reconoció poco antes de disputar la final de la Copa del Rey de 2017 con el Alavés, sacó de la mala vida y le inició en la fe religiosa. El centrocampista asegura que fue Sandra la que le ayudó a reconducir su carrera y ambos hablan por teléfono antes de cada partido mientras él camina descalzo, un gesto que tiene que ver con una frase del libro bíblico del Deuteronomio: «Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será vuestro». Sandra utilizaba esto como inspiración para sus chicos, a los que sigue allá donde estén. Hoy seguramente tendrá una oración para que Colombia gane a Senegal y se meta en la siguiente ronda.