Papel
Yussuf Yurary, un danés con alma tanzana
Poulsen es su apellido danés, el de su madre, el que todo el mundo espera cuando se imagina al delantero de la selección de Dinamarca. Yurary es el apellido paterno, originario de Tanzania, el que luce en su camiseta como homenaje. Yurary nació en Copenhague, pero su padre era un marinero tanzano que falleció de cáncer cuando él tenía seis años y por eso quiere que su camiseta lo recuerde en cada partido. «Jugó regularmente, pero no como profesional. Ése [el de su muerte] fue un mal momento para mí y mi familia. Tuvimos que aprender a vivir sin él», explica el jugador danés. Tiene sólo 24 años, aunque en su caso –nacido apenas dos días antes de que comenzase el de Estados Unidos 94– la edad se puede medir en Mundiales. Lleva siete de vida y uno como futbolista que está resultando intenso para él. Marcó el gol de la victoria Dinamarca en el estreno contra Perú y en el segundo partido hizo el penalti que dio el empate a Australia, lo que le valió su segunda amarilla en el campeonato y un partido de sanción.
Su carrera ha sido rápida. A los 16 años ya jugaba en el primer equipo del Lyngby, con el que debutó en Primera al año siguiente. Una temporada desastrosa, en la que apenas disputó cinco partidos y su equipo regresó a Segunda.
Ese descenso le sirvió para despegar, confirmarse como goleador y fichar por el Leipzig. Era un paso atrás, un proyecto grande, sostenido por el dinero de Red Bull y con la ambición de llegar a la élite. Yurary ha recorrido el mismo camino de su equipo, desde la tercera división alemana hasta la Liga de Campeones. Leipizig ha sido una buena experiencia para él. «Nunca había vivido solo fuera de casa», admite. En el equipo alemán ha tenido momentos difíciles, pero también ha pasado por el banquillo. «Ha sido bueno para mi desarrollo porque casi no me he sentado en el banquillo en mi carrera, sólo cuando estaba en los sub-17. Eso le va a pasar a todo el mundo si no se llama Messi o Ronaldo. Entonces, hay que aprender y lo he hecho», decía hace un par de años.
Creció admirando a Kluivert y a Henry y algo ha adquirido de su juego. «Sus condiciones físicas en cuanto a estatura, fuerza y punta de velocidad son una extraña combinación. Inmediatamente nos dimos cuenta de que encajaba en nuestro estilo», admitía el director deportivo del Leipzig, Ralf Rangnick.
Con su equipo este año no ha sido siempre titular y sólo ha marcado cuatro goles en la Bundesliga y ha repartido dos asistencias, pero en su selección es uno de los fijos. Dinamarca, hoy, lo echará de menos.
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