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Fútbol

El polémico beso de Guardiola al cuarto árbitro en pleno partido: no se habla de otra cosa

El entrenador del Manchester City reaccionó de una inesperada manera en un partido lleno de tensión contra el Arsenal

Pep Guardiola besó a un árbitro en el Arsenal- Manchester City VINCE MIGNOTTEFE

El Emirates fue escenario de un encuentro vibrante entre Manchester City y Arsenal que terminó con un empate 1-1, pero el resultado no fue lo único que dio de qué hablar. A pesar de tratarse de un duelo clave en la lucha por la Premier League, lo que más llamó la atención no fue un gol ni una jugada brillante, sino un gesto totalmente inesperado de Pep Guardiola. Un beso, sí, un beso, se robó los focos en medio del fragor del partido.

El City de Guardiola más defensivo

Desde el inicio, el encuentro fue tenso y cerrado. Ambos equipos sabían lo que se jugaban: el City buscaba mantenerse firme en la cima, mientras que el Arsenal, que venía al alza, necesitaba sumar para seguir en la pelea. Lo curioso fue que, contra todo pronóstico, el Manchester City, equipo históricamente dominante en posesión de balón bajo la dirección de Guardiola, registró en este partido su porcentaje más bajo desde que el técnico catalán dirige al club. Una anomalía táctica que dejó ver que, incluso Guardiola, el obsesivo del control, estaba dispuesto a ceder el balón en favor del resultado.

Con el City ganando por la mínima, los minutos finales fueron un hervidero. El estadio era un volcán a punto de estallar, la tensión podía cortarse con cuchillo y Guardiola no se quedaba atrás. Protestaba cada acción, cada decisión, cada falta no pitada. En medio de ese clima crispado, llegó la escena más insólita de la jornada, quizá de toda la temporada: el minuto 89, Guardiola se acercó al cuarto árbitro, claramente molesto por una decisión arbitral, pero en lugar de lanzar un grito o un gesto airado… le dio un beso en la mejilla. Sí, un beso. En plena tensión, con el partido colgando de un hilo, Guardiola soltó una de esas acciones que nadie vio venir.

Empate dramático

Mientras tanto, el partido seguía su curso, y el City intentaba aguantar como podía la embestida final del Arsenal. El gol tempranero había dado cierta tranquilidad, pero el equipo londinense no dejaba de presionar. A esas alturas, parecía que los tres puntos se los llevaría el Manchester, y Guardiola ya empezaba a saborear una victoria que, dadas las circunstancias del juego, valía oro.

Pero el fútbol tiene una extraña habilidad para torcer los guiones. En el minuto 93, cuando el reloj ya jugaba en contra y el City se replegaba cada vez más cerca de su área, apareció Martinelli. El delantero, que había tenido un partido discreto hasta ese momento, marcó de una vaselina

El gol cayó como un baldazo de agua fría para el ManchesterCity. Ese empate no solo fue dramático por cómo se dio, sino por lo que representa. El City, acostumbrado a marcar el ritmo del partido, esta vez se vio obligado a resistir. El Arsenal, con más posesión y ambición en el segundo tiempo, consiguió una recompensa justa a su insistencia.