F. C. Barcelona
2-3. Suárez evita el desastre en Vallecas
El Barcelona remonta en Vallecas un partido en el que el Rayo fue ampliamente superior por juego y por actitud
El Barcelona remonta en Vallecas un partido en el que el Rayo fue ampliamente superior por juego y por actitud.
«Sí se puede», gritaba Vallecas después del gol de Pozo. Y claro que podía el Rayo. Pudo durante muchos minutos, convencido de que sus posibilidades empezaban por hacer el campo todavía más pequeño de lo que es. Con presión muy elevada, el Rayo las corría todas y evitaba que el Barcelona saliera jugando con comodidad. Le costaba coser el juego al equipo azulgrana, que se sentía torpe en las reducidas dimensiones de Vallecas.
La actitud inicial del Rayo era la de jugar y evitar que lo hiciera el Barcelona, que en los primeros ochenta minutos apenas pudo escaparse de la presión del equipo de Míchel. Ni siquiera el gol inicial de Suárez consiguió desanimar a los vallecanos, que convirtieron al Barcelona en un equipo impreciso. Incluso Busquets fallaba pases inusualmente sencillos. Para llegar al gol los azulgrana tuvieron que recurrir a Jordi Alba. El lateral izquierdo ha encontrado en Luis Suárez un nuevo socio. El uruguayo se mueve al espacio que busca el zurdo, que levanta la cabeza cuando llega a la línea de fondo y ahora siempre encuentra al «9» para que recoja su pase atrás.
Pero mientras Vallecas gritaba «la franja es sagrada», sus jugadores se disponían a demostrarlo. Se anticipaban en defensa a los pocos balones que intentaban llegar a los delanteros del Barcelona y salían jugando desde atrás con el criterio de Pozo y la velocidad de Embarba y Alex Moreno por las bandas. Faltaba el acierto en el remate de De Tomás, que mandó al poste un cabezazo a centro de Embarba desde la derecha. La escena se repitió de manera inmediata, pero era Álvaro el que remataba ahora. Acababa de sustituir a Trejo cuando ponía al Rayo por delante. El Barcelona estaba desaparecido y el equipo de la franja se sentía capaz de todo.
El Barcelona, en realidad, había estado desaparecido durante todo el partido. Sólo Luis Suárez le despertaba de vez en cuando para que sintiera que estaba. Pero pasó más de una hora entre su remate al poste de la primera mitad y el disparo que le detuvo Alberto en un contraataque en la segunda. El siguiente cabezazo era un aviso.
El Rayo no supo cerrar el partido ni en las arrancadas de Imbula –un portento físico al que el césped de Vallecas no le ayuda a domar el balón– ni en las llegadas de Embarba y Álex por los costados. Y el Barcelona poco a poco y por inercia se fue dando cuenta de que estaba vivo. Aunque no lo parecía. Los azulgrana encontraron el empate en un remate de Démbelé que apagó la voz del estadio. Era un gol que no nacía de ningún sitio, ajeno a la lógica del partido, pero que ponía al Barcelona en disposición de seguir compitiendo. Vallecas lo había tumbado, pero sin saber por qué había sabido levantarse. El francés volvió a aparecer para poner el centro que Luis Suárez convirtió en la victoria azulgrana. El Rayo y Vallecas acababan de despertarse a golpes y ya no había vuelta atrás. El partido se escapó y el estadio ya sólo quiso acordarse de Isi, el utillero que se jubila después de una vida en el Rayo. «Que salga el utillero», gritaban.
Ficha técnica:
2 - Rayo Vallecano: Alberto; Advíncula, Gálvez (Velázquez, m.68), Amat, Alex Moreno; Comesaña, Imbula; Embarba, Trejo (Álvaro García, m.57), Pozo; y Raúl de Tomás (Alex Alegría, m.63).
3 - Barcelona: Ter Stegen; Sergi Roberto, Piqué, Lenglet, Jordi Alba; Sergio Busquets, Rakitic, Arthur (Arturo Vidal, m.65); Rafinha (Dembelé, m.51), Coutinho (Munir, m.65) y Luis Suárez.
Goles: 0-1: M.10 Luis Suárez; 1-1: M.33 Pozo; 2-1: M.57 Álvaro García; 2-2: M.86 Dembelé; 2-3: M.89 Luis Suárez.
Árbitro: Alejandro José Hernández Hernández (Comité Las Palmas). Amonestó a Amat (m.6), Raúl de Tomás (49), Velázquez (92) del Rayo; y a Lenglet (17), Alba (70), del Barcelona.
Incidencias: partido correspondiente a la undécima jornada de la Liga Santander disputado en el estadio de Vallecas de Madrid ante unos 14.000 espectadores.
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