Real Madrid
Zidane los recupera a todos...
El entrenador francés ha conseguido, ahora que empieza la «Champions», que el vestuario esté convencido de su método
El entrenador francés ha conseguido, ahora que empieza la «Champions», que el vestuario esté convencido de su método
Cada vez que a un jugador del Madrid se le pregunta sobre el cambio de Rafa Benítez a Zidane, no dejan lugar a dudas. Pocas veces un grupo de futbolistas había sido tan unánime acerca de la sustitución de un entrenador por otro. Zidane ha cambiado la dinámica del vestuario, ha conseguido que todos miren hacia el mismo objetivo y ha logrado, además, que los futbolistas recuperen su mejor tono físico. Los futbolistas, a diferencia de con el entrenador anterior, le admiran, le respetan y creen en lo que dice. Están dispuestos a entregarse por este entrenador. No quiere decir que no se esforzaran con Rafa Benítez, pero está claro que el nivel de compromiso no está siendo el mismo.
- Cambio de ánimo
Tras el partido contra el Athletic, Valverde aseguraba que no había visto mucho cambio entre el Madrid que entrenaba Benítez y el que está entrenando Zidane. Aseguraba Valverde que para ver la mano de un técnico en un vestuario hay que dar más tiempo, esperar más partidos. Pero el cambio en la primera plantilla de la entidad blanca es evidente: hay un optimismo que se había quedado por el camino, un entusiasmo contagioso desde las oficinas a las gradas, pasando, evidentemente, por el césped.
El cambio se ve en Cristiano Ronaldo. Estaba pasando por una temporada gris, en la que se le veía fuera de tono. Es verdad que su media de goles era estupenda, pero su frecuencia goleadora había disminuido. Y había una característica más: el portugués se había especializado en goles al primer toque, o dos como mucho, como un finalizador, cuya presencia en el juego del equipo se había reducido. No sólo en la colaboración en el fútbol con sus compañeros, también en la creación de sus propios goles. El delantero demoledor, que arrancaba desde la banda, se había transformado en una especie de delantero de área.
Cristiano está más implicado en el juego del equipo cuanto más pegado a la banda se encuentra. El primer gol del Madrid del pasado sábado nace por eso: «Buscábamos eso. Cristiano es muy importante en la banda, con velocidad y en el uno contra uno. El Athletic era muy fuerte en la presión y la idea era buscar los espacios en la banda. Lo hizo bastante bien. Así llegó el primer gol. Recuperación de Toni y pase a Cristiano», aseguró Zidane después del encuentro.
Cristiano Ronaldo ha reconocido que su vida ha mejorado con el cambio de entrenador. Benítez le daba consejos acerca de cómo rematar mejor: una visión científica del fútbol, que el portugués no terminaba de entender. Ni él ni sus compañeros. Con Zidane, Cristiano hace competiciones de lanzar faltas, recibe menos instrucciones y se siente más valorado. Cuando a Zidane le han preguntado quién es mejor, si Messi o CR7, no ha dudado ni un segundo. «Ronaldo es el mejor del mundo», dice y repite las veces que haga falta. No hay titubeos ni rectificaciones. Zidane lo cuenta convencido: porque lo cree, porque sabe que es el mejor modo de motivar al delantero.
- Todos a una
Cuando Cristiano ha pasado algún día gris, sin marcar, Zidane le ha seguido apoyando: «Vosotros estáis para valorar si está bien o mal pero hoy ha mostrado otra vez que está, no sé si lo puedo decir, de puta madre», continuó el sábado cuando le volvieron a preguntar por el estado anímico y futbolístico de su jugador.
El cambio de Cristiano es importante, pero no es el más significativo dentro del vestuario. Nadie en el entorno deJames esconde que el cambio de titular en el banquillo dibujó una sonrisa en el rostro del jugador colombiano. James había llegado a un punto de total desencuentro con Benítez y tenía difícil solución. Cada uno tiraba por un lado y se mandaban mensajes a través de los medios de comunicación. James marcó un gol decisivo contra el Athletic y espera que sea el punto de inflexión para lo que queda de temporada. El colombiano necesita recuperar su autoestima y el Madrid le necesita porque es un futbolista que en forma, es inigualable. James tiene mucho fútbol y muchas capacidades: desde remate hasta visión de juego. Pero también sacrificio si es necesario. Lo demostró con Ancelotti, la temporada pasada, cuando se convirtió en un jugador determinante.
- Admiración y respeto
Bajo el mando de Zidane parece dispuesto a pelear por tener otra vez ese estatus que se había ido quedando en el camino. A James casi no le hace falta preguntarle qué ha supuesto el cambio de entrenador: lo suelta cada vez que puede. Le ha supuesto reencontrar la felicidad y la autoestima, le ha supuesto evitar las críticas, a veces crueles, que estaba recibiendo. Cristiano y James son dos de los ejemplos más llamativos de la transformación de la plantilla blanca con Zidane dando órdenes. Sólo ya con oir su nombre cuando le anunciaron como sustituto de Benítez, los jugadores se entusiasmaron. Le habían tenido como segundo entrenador y para todos era un ídolo desde la «Novena». Pero durante el largo mes de trabajo, en el que el entrenador y los jugadores han convivido, la confianza se ha afianzado. Los jugadores ven a Zidane como un entrenador del que fiarse, que piensa de manera parecida a ellos. Les ha liberado de las constantes instrucciones tácticas que les ataban, les aturdían y finalmente rechazaban.
Además, en los entrenamientos, muchas veces, es uno más. Participa en los rondos, como si fuese un futbolista y cuando ordena la carrera continúa (y en enero ha obligado a eso en numerosas ocasiones) es el primero que aguanta el ritmo sin quejarse. No es fácil para un futbolista hablar mal de su jefe cuando hace lo mismo que él. No es fácil «rajarse» de esas obligaciones si ni siquiera el entrenador se las salta.
En dos días el Madrid juega la ida de los octavos de la «Champions» en Roma. No tiene que ser un partido complicado, aunque en el Santiago Bernabéu nadie se fía. Además, se quiere dar una imagen de seguridad, de favorito en la competición que más se desea. Un buen papel del equipo de Zidane en Roma puede ser un salto gigante.
Cristiano vuelve a fabricar goles
Tras celebrar el primer gol mirando al palco donde se encontraba su familia, Cristiano Ronaldo fue caminando hacia su campo y cuando pasó delante del banquillo hizo un gesto con el puño de rabia y celebración, un gesto cómplice, como no se le había visto esta temporada, con el cuerpo técnico. Ronaldo ha recuperado el hambre y la pasión por participar más en el juego que tenía antes. Se había convertido en un rematador excelente, pero que con el balón en el pie apenas asustaba a sus marcadores, cuando antes, para los equipos rivales, casi era obligado mantener a dos defensas vigilantes si la pelota llegaba a Cristiano. Contra el Espanyol marcó un golazo tras un carrera y un par de regates. Y lo mismo hizo frente al Athletic.
Modric recupera la jerarquía
Dentro del vestuario blanco todos son conscientes de que no hay un futbolista como Modric. Sólo él es capaz de mandar en el centro del campo, dar el ritmo adecuado al equipo y tirar hacia delante en los momentos complicados. Ha sido en los últimos encuentros cuando el futbolista croata ha empezado a desatar lo mejor de sí mismo y por momentos, ha parecido un jugador imparable. Es el primero que ha reconocido que el cambio en el banquillo era necesario para variar la dinámica del equipo y también ha asegurado que con Zidane al mando es muy difícil despistarse porque todos los jugadores le admiran y le respetan por todo lo que ha hecho en el mundo del fútbol.
James se encuentra a sí mismo
James celebró el gol contra el Athletic como si fuese una final, un gol que daba un título. No lo era, pero para el jugador colombiano el tanto significaba confirmar que está encontrándose otra vez. James llegó al Madrid después de un sensacional Mundial, casi llenó el Bernabéu en su presentación y no tardó en convertirse en una piedra angular del conjunto que entrenaba Ancelotti. Nadie se atrevió entonces a discutir su precio. Pero este otoño y parte del invierno en el club blanco han visto a un James muy distinto a aquel que quería comerse el mundo. Ahora, con Zidane, ha vuelto.
Un «no» rotundo a la final de Copa
No es el Bernabéu un estadio que se caracterice por animar todos a una. En los últimos tiempos, con Benítez, era todo lo contrario. O la polémica con Casillas, que dividió a la afición blanca en dos bandos irreconciliables y que todavía no han curado sus heridas. Pero sí que tuvieron claro el sábado todo los aficionados del Bernabéu. Cuando el sector de la grada de animación comenzó a gritar: «La final de Copa no se juega aquí», todo el estadio se unió a ese grito. Ese es el sentimiento de una mayoría absoluta de los aficionados blancos. No quieren al Barça ahí.
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