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Sergio García, por fin
En el día en que Severiano Ballesteros hubiera cumplido 60 años se vistió la chaqueta verde de campeón en Augusta
En el día en que Severiano Ballesteros hubiera cumplido 60 años se vistió la chaqueta verde de campeón en Augusta
Sergio García ya no será nunca más el mejor jugador que nunca ha ganado un grande. El premio que lleva esperando desde finales del siglo pasado, desde que en 1999 sólo Tiger Woods fue capaz de superarlo en el PGA le llegó por fin a los 37. Entonces era sólo un chaval de 19 años en su primer año como profesional al que esperaba la gloria al cruzar la esquina. Pero la esquina estaba a 18 años de distancia. En el día en que Severiano Ballesteros hubiera cumplido 60 años, Sergio, por fin, se vistió con la chaqueta verde que antes había vestido Seve en tres ocasiones y Olazabal en dos.
El comienzo del día era prometedor. Sergio se sentía confiado, alejado de los fantasmas de otros tiempos. Hizo dos birdies en los tres primeros hoyos y parecía encaminar la victoria que lleva persiguiendo desde hace tanto tiempo. Rose hizo un bogey en el quinto. En cinco hoyos había ganado tres golpes el español. Pero a partir de entonces, la pelea ya no era sólo contra el campo y contra Rose. Era una pelea contra sí mismo. Sergio se manejó bien en el juego largo, en los golpes de aproximación, pero el putt se le resistía en ese final de la primera vuelta. Hasta el hoyo 9 se conformó con ir empatando con el campo mientras Rose comenzaba a recuperarse. Encadenó tres birdies seguidos para empatar con Sergio a menos ocho en el octavo. Fue entonces cuando comenzó la montaña rusa en la que se movió el español hasta el final.
Parecía empeñado en desperdiciar la gran oportunidad de su carrera. Sólo en el Open Británico de 2007 había estado tan cerca de ganar. Después de liderar la clasificación durante todo el torneo, se vino abajo en las últimas vueltas y se vio superado por Padraig Harrington. La escena sonaba familiar en el comienzo de la segunda vuelta. Ni en el 10 ni en el 11 ni en el 13 acertó con la calle desde la salida. Hizo bogey en los dos primeros. Especialmente dramático fue el hoyo 11. García se vio obligado a dropar porque la primera bola, encerrada entre los matojos, era injugable. En el 13 salvó el par, ayudado por el recorrido. Es un hoyo largo, un par cinco, que le permitió recuperar depués del error de la salida.
Pero cuando todo parecía perdido se vio al mejor Sergio. Demostró que mentalmente estaba en condiciones de competir. Hizo un birdie en el 14 y un eagle en el 15. Era el primero de su carrera en Augusta después de 452 hoyos. Rose consiguió sostener el juego mental y hacer un birdie para continuar igualados. El estadounidense Matt Kuchar había enseñado el camino en el hoyo 16. Sólo necesitó un golpe para completar el par tres entre los gritos de alegría de un público entregado. Sergio se acercó a la bandera, igual que Rose, pero el británico estuvo más preciso en el putt. Le ganó un golpe al campo. García sólo pudo empatar. La caída de Rose en el bunker del 17 animaba al golfista español. Pero su salida fue perfecta y Sergio se quedó corto en el putt. Quiso asegurar en un green con mucha pendiente y caída hacia la izquierda. La bola no rodó lo suficiente, pero Rose que había hecho lo más difícil, no acertó con el juego corto. Sumó un golpe de más y volvían a estar igualados con sólo un hoyo por delante.
Sergio respondió a un gran golpe de Rose para llegar al green del 18 con otro mejor. Su bola se quedó más cerca del hoyo. Justin Rose falló el putt para birdie. García tenía la oportunidad de ganar su primer grande, pero se le escapó también. Se fueron al desempate. Otra vez se la jugaban en el 18. Rose se equivocó en la salida. Se fue contra un árbol y perdió un golpe. A Sergio, relajado, le acabó sobrando un golpe para ganar.
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