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Atletismo

Álvaro Martín y María Pérez: un plan, mucho talento, vómitos y la recuperación para ganar el oro olímpico en el relevo mixto de marcha en los Juegos de París

Con su metal en París completan la triple corona: oro en el Europeo, el Mundial y los Juegos. La granadina tuvo vómitos e hipotermia pero se recompuso para marchar hacia la gloria

Antes del éxito, de la enorme alegría, tan grande como el oro conseguido por María Pérez y Álvaro Martín en el relevo mixto de marcha, hubo un momento de incertidumbre. La brava granadina, de Orce, perdió un poco de fuelle en el tramo final de su primera posta. Los focos en ese momento se fueron a los chicos, pero la preocupación estaba donde no había actividad. María temblaba y vomitó. Tenía síntomas incluso de hipotermia y trataron de darle calor con mantas, mientras seguía con la rutina marcada para ese momento de parón tan largo: la hidratación, la recuperación, la activación posterior para volver a salir. "No sé cómo os habéis enterado porque se lo he intentado ocultar a todo el mundo, para que Álvaro no me viera", reconocía al acabar la prueba. "He sufrido un proceso vírico de tres virus hace un mes y medio que me ha irritado la garganta. Tengo mucha mucosidad, ahora lo terminaré de ver con médicos, pero decía: ‘Yo salgo, que yo salgo, no os preocupéis’. Y como soy cabezona, pues he salido", añadía. Su entrenador, Jacinto Garzón, apuntó la frase concreta que les dijo: "Tranquilos, que aunque me muera aquí lo doy todo". Y eso hizo, para cabalgar hasta la gloria de la marcha española.

Triple corona

Porque menuda pareja forman Álvaro y María. Los dos deportistas han hecho su historia prácticamente de la mano. En 2018, en Berlín, ambos se proclamaron campeones de Europa (él repitió en 2022). En 2023, los dos ganaron dos medallas de oro en el Mundial de Budapest, en 20 kilómetros y en 35. Hace una semana, el extremeño fue bronce en 20 kilómetros marcha en los Juegos y la granadina, plata. "La verdad es que esto parece ya un matrimonio, aunque nadie se pone celoso aquí", bromeaba María. Todo eso habían logrado separados, pero, de alguna manera, juntos, compartiendo sus alegrías y dándose aliento, como el resto de la marcha española, que es una familia. En París tenían la posibilidad de estar juntos, juntos, en el relevo mixto (una maratón en cuatro partes, con un hombre y una mujer), y el resultado parecía escrito, aunque había que pelearlo, un último esfuerzo que mereció la pena. Si cada uno por sí mismo son extraordinarios en su deporte, el conjunto todavía fue mejor. Ya pueden presumir de tener la triple corona. "Hemos cerrado el círculo que empezó en Berlín", comentaba Pérez.

El plan establecido se siguió con meticulosidad. "La idea era que yo hiciera el trabajo sucio en la segunda posta para intentar dejárselo lo más claro posible a ella, que es la buena de la pareja, es la que tiene más calidad", explicaba Álvaro. Él entregó el testigo por primera vez en un grupo con Brasil (Bonfim y Lyra), Ecuador (Pintado, el campeón olímpico; y Glenda Morejón), Italia (Stano y Palmisano) y China (Zhang y Jiayu Yang). Los asiáticos no tardaron en desaparecer de la ecuación por las sanciones, el otro factor a tener en cuenta en esta prueba: son tres, pero se acumulan entre el dúo.

El grupo creció en los primeros diez kilómetros de las chicas, que fueron aumentando la velocidad. En la última vuelta María cedió un poco antes de pasar el testigo en una mañana fresca y con lluvia en París. Y mientras ella peleaba contra los temblores y contra su cuerpo, y mientras tranquilizaba a todo el mundo por la situación, Álvaro y Brian Pintado, el ecuatoriano, el triunfador hace apenas una semana, se escapaban de todos e hicieron la mayor parte de su último relevo juntos, uno pegado al otro. Cuando les quedaba poco, parecía que el español cedía, pero no. "Sí, sí", decía Martín con la cabeza. "Él ya ganó el jueves y me dije: ‘‘Unas narices me va a ganar esta vez”. Y le he arreado. Es verdad que me he desfondado porque no podía más, pero tenía que entregar el relevo con la mayor distancia posible", desvelaba el campeón del mundo. Fueron apenas tres segundos de ventaja, "pero después María ha sacado mucho más a Glenda". Tanto como 51 segundos.

La gloria

Todo se puso a favor. Salió el sol y la atleta española entró en calor y se recuperó o sacó fuerza extra de donde no había. Además, Ecuador tenía ya dos tarjetas y estaba amenazada con una parada de tres minutos si veía otra, después de que Álvaro llevara a Pintado al límite. No podían arriesgar. Bajo la Torre Eiffel, la granadina caminó hacia el oro cada vez más en solitario y esta vez sí tuvo tiempo de poder celebrarlo. "Ya está, tranquila, María", le gritaba Álvaro para darle ánimos. "Pero yo decía: ‘‘Mentira’’. Sólo quería llegar y verlo", admitía ella. Faltaban tres kilómetros y ya sonreía. En el último, se quitó las gafas e incluso pudo ir dando la mano a algunos aficionados. "María, María", se escuchaba.

Champán por todo París

Sólo al superar la meta dejó de apretar la guerrera de Orce. Álvaro la estaba esperando con los brazos abiertos, pero esta vez el abrazo tuvo que retrasarse un poco. Pero llegó, por fin. "La botella de champán era mía, pero el colega me ha hecho sacarla y la ha tirado por todo París. Esta noche le tocará pagar", se reía la atleta. Los siguientes en recibirlos fueron el resto de marchadores españoles que han acudido a París. "Esto también es vuestro", les reconocía Álvaro. Y Paul McGrath, el más joven del grupo, se hacía un selfie con ellos y les repetía: "Habéis hecho historia". Así de claro.

La reivindicación de la marcha

El relevo mixto fue una invención para los Juegos de París, después de que desaparecieran los 50 km marcha y que no convencieran los 35 por ser parecidos a los 20. Cuando faltaba un año, los atletas no sabían todavía exactamente cómo iba a ser la competición y cómo preparase, por ejemplo, para el parón de 40 minutos entre un relevo y otro. Ha sido una disciplina maltratada, incluso temieron que fuera a desaparecer del programa olímpico. Los campeones aprovecharon el momento para reivindicar lo suyo. "Si en España no se lucha por la marcha se van a perder medallas. Ya no es sólo por nosotros, es por las nuevas generaciones que vienen y por los grandes entrenadores que ahí", decía María. "No es que nos pareciera mal el formato del relevo, nos parecieron mal las formas. Lo que reivindicamos es una prueba larga como eran los 50 y otra más corta como puede ser el 20. Hay que empujar a nivel nacional, Europeo o Internacional", afirma Álvaro. Muchos deportistas españoles especialistas en 50 se han quedado ahora en tierra de nadie.