Opinión

LaLiga y el otro bipartidismo

Los partidos en los que no intervienen Madrid o Barcelona difícilmente interesan más allá de los límites provinciales

Araujo y Vinicius, en un Barcelona-Real Madrid
Araujo y Vinicius, en un Barcelona-Real MadridEuropa Press

Malos tiempos para LaLiga. Le ponen de fondo la melodía de Golpes Bajos y la voz de Germán Coppini y ya tenemos tema para presentar la nueva temporada, mal que le pese a Javier Tebas. Vuelve el fútbol y lo hace de manera intempestiva en unas fechas en las que lo que molaba era tragarse el Ramón de Carranza, el Teresa Herrera o el Torneo de la Galleta. Y todo ello con una ristra de hipotéticos fichajes que no daban ni para jugar al Subbuteo.

No ha pasado un mes del Pobre de mi, no han empezado la Feria de Málaga ni los fuegos en San Sebastián, tampoco la Virgen de la Paloma en Madrid y pese a ello España está en vacaciones, que dirían los clásicos. Y de sopetón, el fútbol. No hay gobierno, sólo hay festivales y LaLiga aparece de pronto como si pudiera presumir de una mayoría absoluta de 210 escaños. Pero la realidad es otra. Estamos en una fase en la que los partidos en los que no intervienen Madrid o Barcelona difícilmente interesan más allá de los límites provinciales. Es el bipartidismo de nuestro fútbol.

El «caso Mbappé» parece una de esas series de Televisión Española con capítulos que se cuentan por centenares. Y eso que el Madrid es el único club que todavía sigue mirando a la cara a aquellos que juegan con otras normas. Además de Bellingham y quién hace de Courtois, el gran atractivo del torneo va a ser el nuevo Bernabéu y cómo responde el Barça al destierro de Montjuïc. Lo demás da la sensación de que ya lo hemos visto, aunque algunas caras sean distintas.

Pese a la depreciación de nuestra Liga, el fútbol seguirá siendo un elemento ninguneador de eventos como un Mundial de baloncesto, uno de atletismo, la Vuelta, la Fórmula Uno, la MotoGP... La Liga se ha rebautizado para recaudar y para que pocas cosas cambien. Tebas seguirá a tortas con los de siempre, el VAR despertará las mismas críticas, el Atlético sigue en manos de Simeone, los ultras estarán en los mismos asientos, los horarios serán un insulto al sentido común... toca buscar otros referentes, razones para poder seguir vendiendo la moto. Hay que acostumbrarse a los nuevos cromos porque la mayoría de los que eran más complicados de conseguir ya no están aquí.