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Messi inquieta al Barcelona
El club quiere que acabe su vida deportiva en el Camp Nou, pero teme que una oferta escandalosa le haga marcharse. El argentino termina su contrato en junio de 2018.
El club quiere que acabe su vida deportiva en el Camp Nou, pero teme que una oferta escandalosa le haga marcharse. El argentino termina su contrato en junio de 2018.
El Barcelona está convencido de que Leo Messi renovará por octava vez su contrato para finalizar su carrera en el Camp Nou. Pero surgen dudas. El compromiso concluye el 30 de junio de 2018 y sólo queda un año para que Leo pueda aceptar cualquier oferta sin que el Barcelona reciba un euro a cambio del traspaso.
La intención del club es que los abanderados del equipo: Messi, Iniesta, Busquets... apuren toda su vida deportiva en el Barcelona. Busquets ya ha renovado por una cifra muy superior a la de su anterior contrato, igual que han hecho Neymar –ahora mismo el jugador mejor pagado del club– y Luis Suárez. Faltan Iniesta y Leo. El miedo, en el caso del argentino, es que le llegue una oferta irrechazable que ronde los 100 millones de euros netos. Cifras que difícilmente se pueden alcanzar en el fútbol europeo, pero a las que quizá pueda llegar el fútbol chino, decidido a captar estrellas mundiales en su plenitud. La última gran incorporación de su liga ha sido Carlos Tévez, que renunció a continuar en la Juventus de Turín por volver a casa, pero no ha renunciado a los 40 millones de euros anuales que cobrará en el Shanghái Shenhua.
Ésa es la cifra límite que maneja el Barcelona para la renovación de Messi, aunque espera que el contrato pueda cerrarse en torno a los 35 millones de euros netos anuales. Pagarle 40 supondría para el Barcelona un desembolso de 80 millones anuales. Algo que no le impediría cumplir con el «fair play» financiero, que obliga a los clubes a no gastar mucho más de los ingresos que generan.
La amenaza del fútbol chino no debería ser preocupante para el Barcelona en una situación normal. Finalizaría su contrato con 31 años, en plenitud de sus condiciones físicas y futbolísticas. Demasiado pronto para «retirarse» a un fútbol tan alejado todavía del nivel europeo. Pero Messi quiere olvidarse de sus problemas con Hacienda y con los juzgados. En 2014 se convirtió en el mayor contribuyente al fisco español al abonar 53 millones de euros por el ejercicio 2013 –impuestos por salario y derechos de imagen– y las declaraciones complementarias de los ejercicios 2010, 2011 y 2012 y aún tiene pendiente el juicio por fraude fiscal de 4,1 millones de euros.
Messi está en paz con Hacienda, pero no quiere verse sentado en el banquillo. La presión fiscal y mediática que vive en España juegan en contra del Barcelona para la renovación.
La primera vez que Messi renovó su contrato con el Barcelona fue en junio de 2005, al cumplir los 18 años. Amplió su compromiso con la entidad azulgrana hasta 2010. En ese momento fue cuando firmó su primer contrato como jugador del primer equipo. Hasta entonces tenía contrato profesional, pero como futbolista de las categorías inferiores. Joan Laporta ya decidió revisar ese contrato antes de que acabara el año 2005. En 2007 volvió a ampliar el acuerdo con una cláusula de rescisión que en ese momento parecía inalcanzable para cualquier club del mundo: 150 millones de euros. El compromiso concluía en 2014.
Con la llegada de Guardiola y la «limpieza» en el vestuario –se marcharon entre otros, Ronaldinho y Deco– Messi asumió en 2008 el papel de líder en el césped y también en la tabla salarial. Pasó a ganar 8,5 millones de euros. Sólo tardó un año en aumentar su sueldo y su cláusula de rescisión. 10,5 millones anuales y 250 de cláusula. En 2012 volvió a revisar su contrato, igual que en 2014, cuando su ficha quedó fijada en 20 millones netos anuales con la misma cláusula de rescisión.
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