Betis

Rogelio, muere la zurda de caoba

Rogelio
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Rogelio Sosa Ramírez, leyenda del Real Betis por, entre otras cosas, mantener el récord imbatido de permanencia en su primera plantilla –dieciséis temporadas entre 1962 y 1975–, ha muerto a los 75 años en su Coria del Río natal. El club verdiblanco emitió a media tarde un comunicado que informaba del luctuoso suceso en un "día muy triste para el beticismo"porque se "ha marchado uno de los grandes mitos"de su historia. El que algunos estudiosos de la historia bética han calificado como “una de las trece barras del escudo jugó 357 partidos oficiales con el Betis en los que marcó 90 goles y fue depositario de las esencias del talento, lo que lo hizo acreedor del apodo “La zurda de caoba”.

Brillante como pocos, Rogelio es por derecho propio uno de esos jugadores únicos y geniales dentro, con gestos al alcance de pocos, la mandanga de los elegidos y una rapidez que fue la que le hizo decirle al entrenador húngaro Ferenc Szusza aquella sentencia labrada en el mármol: “Mister, correr es de cobardes”, le espetó cuando el magiar le exigió mayor esfuerzo físico. Las crónicas recogen que marcó hasta diez goles de córner directo a lo largo de su dilatada carrera, una plusmarca, algunos de ellos anunciados. “Le dije a Frasco, que había sido compañero mío y jugaba en el Salamanca, que el primer córner lo tiraba a puerta. Frasco se lo avisó a su portero, que se llamaba Justo, y yo le pegué de rosca, con ‘to’ el ‘deo’ gordo. El balón entró y Frasco se quería morir...”.

De Rogelio también cuentan que fue el inventor de “la tostá”, un regate de autor que él explicaba diciendo que se ponía “de espaldas al contrario, le enseñaba la pelota por delante con la derecha, y al ir el contrario a por ella, la pisaba con la izquierda y salía de frente. Pasan por tu vera como un tren, como pasó Griffa (central argentino del Atlético de Madrid) en el Metropolitano, de modo que terminó en la pista de albero de afuera, y yo le dije '¿Adónde vas?'. Y me respondió: ‘A matarte, Rogelio, en cuanto te coja, te mato’".

Rogelio, campeón de Copa en 1978, conforma con Julio Cardeñosa y Rafael Gordillo el triunvirato de zurdos que más felices han hecho a generaciones de béticos, una de las cuales, la del final de la carrera del coriano y esplendor de los otros dos, tuvo el privilegio de verlos jugar juntos. Cuando se retiró, tras una sufrir terrible lesión en un partido de Liga en Cádiz (12 de febrero de 1978), el genio coriano siguió trabajando como técnico en el Betis desempeñando, entre otras funciones, el cargo de segundo entrenador a las órdenes de uno de sus grandes amigos, Luis Aragonés.