Vuelta a España
La Vuelta se queda atrapada en el barro
El temporal hizo que los comisarios decidieran tomar los tiempos a dos kilómetros de meta. Lennar Kamna gana la etapa previa al día de descanso
Primoz Roglic aceleró, tomó unos segundos de ventaja sobre el grupo de favoritos y se frenó al llegar a la pancarta de dos kilómetros para meta. La etapa había terminado para él y para todos los que llegaban por detrás. Sonaba la etapa a ciclismo épico desde el comienzo y acabó deslucida por el temporal y por la decisión de los comisarios, con la toma de tiempos dos kilómetros antes de la llegada.
Fernando Escartín, uno de los directores técnicos de la carrera, señalaba con un banderín amarillo el final de la etapa real junto a una comisaria que tomaba los tiempos. Y el resto de la jornada se convirtió en un paseo para los favoritos. Un camino que sólo parecía interesar a Lennard Kamna, que marchaba por delante hacia la victoria. Porque para eso era el más fuerte de la escapada del día. Entró solo en la meta para cerrar su tríptico de victorias en las grandes. Ganó en el Tour en 2020; en 2022 en el Giro y ahora completa su palmarés con un triunfo en el Collado de la Cruz de Caravaca. Un puerto nuevo y diferente, territorio duro que hacía esperar otra cosa de la etapa.
«Si hubiese salido un día como los que hacen habitualmente en Murcia hubiera sido una etapa espectacular, pero había barro y gravilla en la carretera y es una pena con lo que invierten los Ayuntamientos», se lamentaba Enric Mas después de la etapa.
A eso apuntaba la carrera desde el comienzo, pero no era un día como los de siempre. Era un día en tono sepia, oscurecido por la tormenta. Y el asfaltado reciente de la última subida no estaba para demasiada agua. A pesar de todo la etapa se vino arriba de salida con el acelerón del Jumbo que agitó los abanicos para poner a trabajar a los equipos de los españoles. Llegó a meter a siete corredores por delante, que se quedaron en seis por el pinchazo de Atila Valter. Ellos y Evenepoel marchaban por delante mientras Enric Mas, Ayuso y Landa peleaban por volver a pegarse a ellos. La etapa se convirtió en una carrera de persecución y, aunque les costó a los de atrás, consiguieron reagruparse.
Era un movimiento ideal para Jumbo, que llevaba a sus tres líderes delante [Roglic, Vingegaard y Kuss] y que tenía por delante, como todos, un día de descanso para reponerse antes de la única contrarreloj individual de la carrera. Pero los nervios no llegaron a cundir por detrás. «Sabíamos que no iban a ningún lado, era muy pronto, quedaban dos tercios de etapa y era muy difícil que pudiesen hacer diferencias», confesaba Enric Mas.
Una vez reagrupados los favoritos se guardaban para el final, para las rampas de ese Collado de la Cruz de Caravaca que engañan, que miran hacia arriba y luego para abajo generando una falsa sensación de docilidad. Un puerto para que se planteara una batalla que quedó reducida a nada.
«Había mucho barro los últimos 500 metros y un esprint entre cinco o diez corredores podía provocar una caída», aseguraba el líder de la carrera, que sigue siendo Sepp Kuss. «Estamos acostumbrados a no mirar por la seguridad del ciclista. Hay padres de familia, somos personas, hay muchas caídas graves. Está muy bien que tengan ese detalle con nosotros porque los días que podemos dar espectáculo lo damos», añade Mas.
La toma de tiempos anticipada hace que en la clasificación de la etapa aparezcan corredores peor clasificados que otros con más tiempo. Enric Mas, por ejemplo, entró por delante de Primoz Roglic, y se pensó en un principio que el esloveno le había arañado un par de segundos, igual que a Vingegaard, a Evenepoel y a Ayuso, pero no fue así;
Siete segundos siguen separando a Primoz de Remco, que ejerce de líder virtual aunque aún tiene que remontar casi dos minutos y medio a Kuss para vestir el rojo de verdad.
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