España

Ruth es como el buen vino

La capitana, de 35 años, revalida el oro en altura para redondear una buena actuación de España en el Europeo

Beitia, con la bandera de España tras ganar el oro
Beitia, con la bandera de España tras ganar el orolarazon

A ella le gusta la cerveza, y no perdona tomarse una caña junto a su inseparable Ramón Torralbo, el técnico que la ha acompañado durante casi toda su vida, 25 años nada menos; pero Ruth Beitia es en realidad como el buen vino. Mejora con el tiempo, y a los 35 firmó uno de los mejores saltos de su carrera. Su delgado cuerpo voló para superar a la primera el listón que estaba situado a 2,01, la marca más importante que ha conseguido en una prueba de gran entidad como es el Europeo que se estaba disputando en Zúrich, y que concluyó ayer. Beitia no llegaba tan alto desde 2009, y sólo fue un poco más arriba en 2007 (2,02, récord de España). Con ese salto, la atleta cántabra, capitana del equipo español, revalidó el oro que ya había conseguido en 2012, el año que parecía iba a ser el de su retirada... «Sigo viviendo este regalazo que me ha dado la vida, esta prórroga después de los Juegos de Londres...», confesó Ruth. Porque ella pensó que tras competir en la capital de Inglaterra le había llegado el final. Eran muchos años, y algunos éxitos importantes; quería dedicar tiempo a otras cosas, a otras aficiones, como patinar, y a ello se puso. Pero la lluvia que suele asolar el norte de España fue mágica. Su primer invierno no dio tregua con el agua que caía del cielo, y le impedía patinar. ¿Qué hacer entonces? ¿Ir al gimnasio? No, aburrido. Mejor ir a la pista a dar unos saltos. ¿Y por qué no volver a competir? El cuerpo todavía respondía. Así lo hizo y desde ese momento su palmarés ha crecido de forma espectacular: con un oro en el Europeo en pista cubierta de 2013, año en el que además fue bronce en el Mundial al aire libre; con otro tercer puesto en el Mundial «indoor» de este curso y con la medalla de ayer, que se une a la que había logrado en 2012 en Helsinki. Y lo que queda. «Un poco más sí, día a día, acabar la temporada, empezar la siguiente... y a ver qué pasa. Cierto que algún día este cuerpo dirá: "Hasta aquí has llegado". Pero mientras siga al cien por cien, me tendréis...», confesaba tras el éxito.

Así se toma ahora la competición Beitia. Combina su trabajo de política en el Parlamento de Cantabria con el entrenamiento y no mira a largo plazo. Se siente feliz en el día a día. Los dos metros y un centímetro que superó suponen igualar el récord del mundo de veteranas. Pero ella compite con las jóvenes, y las vence, como a la rusa Kuchina (21 años) y a la croata Simic (24), que se tuvieron que conformar con la plata y el bronce, respectivamente, al que quedarse en 1,99.

Tras ganar, Ruth mantuvo la calma y la concentración. No lo celebró todavía. Tenía otro reto. Intentó batir el récord de España, pero no pudo. Daba igual. Ahora sí, saltó de alegría y se fue a la grada para dar un abrazo a Ramón Torralbo.