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San Siro fue una feria

El Betis dio un paso hacia la clasificación con una victoria más prestigiosa que difícil ante un Milan decadente, sin fútbol ni alma.

Lo Celso celebra con Júnior el segundo gol del Betis en Milán
Lo Celso celebra con Júnior el segundo gol del Betis en Milánlarazon

El Betis dio un paso hacia la clasificación con una victoria más prestigiosa que difícil ante un Milan decadente, sin fútbol ni alma.

Si la grada semivacía del Giuseppe Meazza ni las rotaciones de Rino Gattuso, cuyo puesto está seriamente comprometido, le deben restar un gramo de mérito a la victoria del Betis en el campo del Milan, por donde paseó su figura de equipo alegre y con donaire para apuntarse una muesca de máximo nivel en su historial europeo. Y ni siquiera le hizo falta hacer uno de sus diez mejores partidos al equipo de Setién, que ganó sin despeinarse y mereció golear. Lo Celso, que marcó un golazo y destiló un juego primoroso, completó un partido de futbolista grande.

Nada ocurrió hasta la media hora, el rato de respeto que le concedió el Betis al escudo del Milan, al que no en vano contemplan siete Copas de Europa. Decidió entonces acelerar Lo Celso por el carril izquierdo y metió un centro raso al primer palo que se tragó Pepe Reina para permitir que Sanabria empujase en boca de gol. Llevaba el portero español algún tiempo fuera de los radares y confirmó con esta jugada que se le siguen dando mejor los chistes que las paradas. Nada nuevo bajo el sol.

El paraguayo, falto de confianza, pudo recobrarla toda antes del descanso, ya que en los minutos posteriores al gol vio cómo le anulaban otro por un inexistente fuera de juego de Sergio León y pifió un remate a bocajarro. Verse en desventaja desquició del todo al Milan, que andaba con la cabeza tocada.

Gattuso intentó rehacer su once con dos cambios tras el intermedio, pero recibió el tiro de gracia. Se lo dio Lo Celso con un suave disparo desde veinticinco metros, una delicia de zurdazo que entró tras tocar en la cruceta. El argentino ya estaba sentando cátedra con su juego, pero ese tiro lo consagró en una de las plazas más glamurosas del fútbol continental.

La noche viraba hacia el marcador de escándalo, con los «rossoneri» persiguiendo sombras béticas mientras 7.000 seguidores andaluces coreaban con olés cada pase de los suyos. Sin embargo, al Betis lo acometió cierta sensación de vértigo, o será que el Milan recurrió al orgullo de club grande que aún conserva. Castillejo estrelló un tiro en el poste y asistió para que Cutrone acortase distancias. El malagueño era la única arma local, pero desperdició el descuento en tontas batallas y fue expulsado.