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Solari: «A Melilla, con dos cojones»
Solari se estrena en Melilla como entrenador del Real Madrid. En su primer día, trabajó mucho con el balón, quiso que los futbolistas cogiesen confianza y les pidió entrega.
Solari se estrena en Melilla como entrenador del Real Madrid. En su primer día, trabajó mucho con el balón, quiso que los futbolistas cogiesen confianza y les pidió entrega.
Uno de los gritos habituales de los aficionados cuando su equipo no lo hace bien es gritar: «Échale huevos», porque pocos deportes hay aún tan machistas como el fútbol, donde el valor se identifica con esa parte del cuerpo.
Cuando todo se tuerce, la primera solución es recurrir a lo más primario. Articulista en prensa escrita y con un verbo fluido, Solari se olvidó de la poesía en su primer día como entrenador del Real Madrid y fue absolutamente prosaico. Su misión, acortada en el tiempo, es levantar la moral de los futbolistas y conseguir resultados de manera inmediata. Más que el cómo, más que los medios, durante este par de semanas de prueba en el banquillo, durante esta oportunidad inesperada, importan los fines: ganar hoy al Melilla; el sábado, al Valladolid, entre semana, al Viktoria en Champions y el siguiente fin de semana, al Celta. No es mal calendario para renacer y sumar una serie de victorias consecutivas, aunque si se miran los últimos resultados y los rivales del Real Madrid en esos encuentros pasados, ya no se sabe muy bien qué esperar de esta plantilla. Solari explicó ayer qué hay que cambiar o más bien, qué hay que añadir. «Dos cojones», respondió sin rodeos ni artificios, recurriendo a lo más elemental del fútbol cuando le preguntaron cómo iba a ser su equipo frente al Melilla hoy.
En su primer día como entrenador de la primera plantilla, el argentino entrenó mucho con la pelota e intentó convencer a los futbolistas de que son mejores de lo que dicen los últimos resultados. «Este es un equipo de campeones y guerreros, que han luchado mucho por el club y le han dado muchas cosas», explicó cuando le preguntaron por el vestuario. Quiere el entrenador argentino que el grupo se rearme tras estos malos tiempos y tras las críticas recibidas. El cambio de técnico es una medida desesperada en el club, pero también es una medida que pone a prueba a la plantilla: los jugadores se quedan sin excusas porque a partir de ahora la afición del Santiago Bernabéu no va a preguntar por el que ocupa el banquillo, sino que va a cuestionar a los futbolistas.
Solari quiere que recuperen la confianza que se ha ido evaporando durante un mes de octubre fatídico. Son los mismos jugadores que antes del verano celebraban las tres Champions consecutivas. «El equipo está dolido, obviamente, pero con muchas ganas de arrancar y revertir la situación, es un grupo de campeones, de guerreros, la situación no es la más fácil, pero tienen ganas de rebatirlo», continuaba el entrenador
El fin de semana estaba entrenando en Segunda B y ayer era el jefe de la primera plantilla blanca, un salto que puede parecer excesivo, pero que tras el paso de Zidane, parece natural y hasta beneficioso. El francés se manejó mejor en la élite que en los campos de las categorías inferiores del fútbol español. Todos esperan que con Solari suceda lo mismo. Él pide que no le comparen con el francés, pero hacerlo es inevitable. Maneja mejor el castellano, pero lo importante es llegar a los jugadores. A eso se puso ayer el argentino, sin palabras de más y sin recurrir a la emoción. Su mensaje era positivo, mirar hacia delante con la convicción de que esta plantilla puede hacerlo mucho mejor que hasta ahora.
Melilla es la primera estación, aunque no se va a poder utilizar como medida porque serán los menos habituales los que juguen el primer encuentro de la Copa. Tampoco se esperan muchos cambios por parte de Solari, sin tiempo para hacerlos. Tampoco es un hombre muy dado a las revoluciones el argentino. Le gusta que sean las plantillas las que marquen el trabajo de los entrenadores. Es decir, que según lo que tenga elegirá la forma de jugar estos encuentros que tiene por delante. Cada partido puede ser el último: «Todos estamos de paso en la vida y en esta profesión, con más razón, va todo muy rápido. Lo importante es lo que hacemos cada día y la ilusión que le ponemos. Lo que haces en cada entrenamiento», aseguraba ayer.
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