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Federer acaba con las dudas camino de los octavos de final de Wimbledon

El suizo arrancó con comodidad ante Cameron Norrie y respondió a la exigencia tras la reacción del británico (6-4, 6-4, 5-7 y 6-4) para alcanzar la segunda semana en el All England Club

Roger Federer, durante el último torneo que ha disputado, Wimbledon 2021
Roger Federer, durante el último torneo que ha disputado, Wimbledon 2021FACUNDO ARRIZABALAGAEFE

Roger Federer ya está en la segunda semana de Wimbledon, en los octavos de final. Una frase que podía escribirse de carrerilla en casi todas las participaciones del suizo en el All England Club, y son 22, pero este año es diferente. El ocho veces campeón ha tenido dos operaciones en la rodilla, en 2020 sólo disputó el Abierto de Australia y en 2021 tampoco ha jugado muchos más partidos. En Roland Garros dejó buenas sensaciones: pasó tres jornadas y se retiró. Era una preparación para la hierba. En Halle, título que ha conquistado en diez ocasiones, se llenó de dudas y perdió pronto contra Félix Auger-Aliassime y el arranque en Londres no fue mucho mejor: superó a Mannarino pero iba perdiendo dos sets a uno, e igualó a dos cuando el francés abandonó por una caída. El problema era mental, de confianza, pero el suizo la ha ido ganando en sus dos siguientes compromisos. Si contra Gasquet se lució en segunda ronda, ante Cameron Norrie (6-4, 6-4, 5-7 y 6-4), uno de los tenistas más regulares del curso, reciente finalista en Queen’s, se le vio relajado y jugando con toda tranquilidad, como ha hecho toda la vida sobre césped, por momentos y supo responder a la exigencia cuando su rival se vino arriba, pero muy arriba.

Era la primera vez que Norrie se medía a Federer. Eso, en la central del All England Club... Los nervios cuentan y el británico empezó el choque con tres dobles faltas. Pese a tanto regalo, logró sobrevivir a eso, pero al séptimo juego llegó la rotura, en blanco. El ex número uno del mundo estaba cómodo en los intercambios desde el fondo, no concedía casi nada con su saque y se iba a la red con alegría para finalizar allí los puntos. Las únicas pelotas de break en contra fueron al comienzo del segundo set, pero las salvó con valentía para volver al mismo guión de partido. En el segundo parcial la rotura llegó antes y a partir de ahí, a relajarse al resto.

El duelo recomenzó en el tercer set. Total, Norrie ya tenía poco que perder y se fue más a por los puntos. Asumió más riesgo, pero se tiró adelante sin dudar, con más golpes ganadores y muy fino en el saque para no ir cediendo terreno. Le cambió hasta el semblante a Federer. Sabía que se tenía que poner más serio y que no se podía confiar. Intentó con todo lograr el break. Esta vez no se dejaba ir, apretaba, pero no lo conseguía y llegó la sorpresa cuando lo cedió en blanco para perder el parcial 5-7. Fue bravísima la actuación de Norrie en ese momento, para alegría de la grada, que estaba dividida entre un jugador local y su gran ídolo. Cameron levantaba los brazos pidiendo apoyo.

Su momento de euforia no se quedó ahí. Se lo estaba pasando en grande Cameron e hizo pasar un mal rato a Federer, muy descompensado en ese momento, errático y perdiendo todos los intercambios. Se podía meter en un lío el helvético. También eso era una prueba, superar ese rato con éxito. Ni con el primer break en contra se rindió Norrie. Lo logró Roger en blanco y parecía que podía dispararse a por el partido, pero no, al siguiente juego, contrabreak y a volver a empezar. Había tensión en los gestos del suizo, pero no la hubo en su raqueta para sacarse un par de tiros de genio y lograr la segunda y definitiva rotura. Sacó el puño con rabia Federer, pocas veces se le ha visto así de contento a estas alturas del torneo.

El próximo rival del suizo es el italiano Sonego, otra buena oportunidad para seguir creciendo, porque ya después sí le esperarían los jugadores del “top 10″, donde las dudas podrían volver al suizo, que hace tiempo que no se mide a tenistas de tanto nivel. Wimbledon era su gran apuesta del año, a poco más de un mes de cumplir los 40 años. Quizá la última oportunidad que tiene de sumar un nuevo Grand Slam.