Historia
De tenista a asesino: la aterradora historia del descuartizador de Wimbledon
El alcohol, las drogas y una ambiciosa mujer desencadenaron una de las historias más macabras de la historia del tenis
Cada año entre junio y julio el mundo del tenis mira hacia Londres. En el All England Tennis Club de la capital británica se disputa el torneo más prestigioso de este deporte.Wimbledon, el tercer Grand Slam de la temporada y el único que se juega sobre hierba, encierra curiosidades que van aumentando con el paso de los años. Unas se convierten en tradición y otras en leyenda.
El torneo más antiguo del tenis mundial nos ha dejado un sinfín de jugadores para la historia, memorables jugadas, una estricta normas de vestuario que hacen que el impoluto blanco destaque sobre el verde de su pista y también algún que otro escándalo. En el tenis nunca ha faltado los chicos malos pero el caso de Vere Thomas St Leger Goold sobrepasó cualquier historia que los organizadores y seguidores de Wimbledon pudieran imaginar. ¿Cómo pasó el finalista de 1879 a convertirse en un despiadado asesino?
Vere Thomas St Leger Goold era el segundo hijo de un barón irlandés. Un tenista de gran talento, con un revés “asesino”, que llegó a la final de 1879, donde fue derrotado por el reverendo John Thorneycroft Hartley. Tenía un gran futuro por delante, pero terminó condenado a cadena perpetua.
Una espiral de alcohol y drogas
Aunque antes de este encuentro el protagonista de esta historia se había alzado con el South of Ireland Championships y Waterford (en dos ocasiones), esa derrota le marcó un quiebre como tenista. Salvo una final en Cheltenham, nunca más volvió a sobresalir en algún torneo y en 1885 decidió ponerle punto final a su carrera como deportista.
Su vida personal influyó en este declive: A partir de 1883 entró en una espiral de alcohol y drogas, según los relatos de la época. En el mismo año de su retiro conoce en Londres a Marie Giraudin, quien luego sería su mujer en 1891.
Esta dama francesa (según la mayoría de las versiones), aunque no especialmente hermosa, podía encantar a la gente cuando quería. No fue demasiado difícil para ella encantar a Goold, que pertenecía a una prominente familia social irlandesa.
En 1891, Goold se casó con Giraudin, una mujer de gustos caros. La pareja rápidamente se endeudó. Se mudaron a Montreal, Quebec, Canadá en 1897, donde Marie tenía un establecimiento de costura antes de mudarse a Liverpool en 1903 para administrar un negocio de lavandería. En 1907, la Sra. Goold persuadió a Vere Goold para que fuera al Casino de Montecarlo. Ella pensó que tenía un método ganador para hacer saltar la banca pero fracasó. Los Goold pronto se quedaron sin fondos.
En el casino, conocieron a una sueca adinerada, Emma Levin. Ella les prestó 40 libras -una cantidad enorme en aquella época- que perdieron. Hubo una gran pelea pública con una amiga la señora Levin, una tal Madame Castellazzi, que la alertó de que se trataba de una pareja de estafadores y exigió que se les devolviera el dinero. Esto acabó en una trifulca pública que fue recogida por los medios de la época.
Un salvaje asesinato
Avergonzada por el escándalo, la viuda danesa decidió abandonar Montecarlo, pero llamó a los Goolds antes de su partida. Y tras esta llamada, se esfumó misteriosamente. Castellazzi alertó a la policía de la desaparición de Levin. Mientras tanto, la pareja se había marchado a Marsella dejando una maleta grande y un bolso de mano en la estación con instrucciones de que fueran enviados a Londres.
Pero un portero se dio cuenta del hedor putrefacto y de lo que parecía sangre que goteaba de la maleta.
No convencidos por la historia de los Goold de que el contenido del equipaje eran pollos muertos, llamaron a la policía y encontraron los restos descuartizados de la señora Levin. En la habitación del hotel, la Policía encontró un terrorífico escenario. Se había producido un auténtico baño de sangre que empapaba las cortinas, las paredes y el suelo. También encontraron un martillo, un cuchillo y un hacha. A pesar de que trataron de inculpar a Madame Castelazzi , la Policía no les creyó. Ambos fueron condenados.
Vere Thomas acabó quitándose la vida en la Isla del Diablo, donde cumplía cadena perpetua por asesinato. Marie Giraudin en un primer momento fue condenada a muerte, pero finalmente fue sentenciada a cadena perpetua. Falleció en la cárcel de Montpellier, en 1914.
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