Mutua Madrid Open
Alcaraz y las dejadas ante Khachanov: "Normalmente las uso por estrategia, pero esta vez..."
Carlos Alcaraz superó a Khachanov (6-4 y 7-5) tirando de sutileza más que de potencia y se mete en las semifinales del Mutua Madrid Open
Le pedían a Carlos Alcaraz desde la grada de la pista Manolo Santana de la Caja Mágica que hiciera "magia". "Murciano, marciano", le gritaban, pese a que en la tierra batida de la capital se estaba viendo en los cuartos de final ante Karen Khachanov a un jugador más vulnerable que, por ejemplo, en la ronda anterior ante Zverev, donde Carlos sacó su lado más salvaje para dejar sin respuesta al alemán. Pero Khachanov sí tenía respuestas, y fantásticas además, desde el fondo de la cancha. Sacaba bien y con esa derecha tan extraña que tiene, desde la preparación hasta la manera extrema de sujetar la raqueta, mandaba y dominaba y tenía al español de un lado al otro, a la defensiva, sin poder dominar. Pese a todo, Carlos se llevó el primer parcial aprovechando un despiste del ruso. No sirvió esa ventaja para dar la vuelta a las sensaciones y en el segundo set el dueño era Khachanov, y esta vez sí plasmó la ventaja en el resultado con una rotura.
Lo que se siente ante las dejadas de Alcaraz
De Alcaraz era extraño todo, desde golpes como un remate que fue directamente a la red que hay en el fondo para proteger los palcos, hasta los gestos, de desesperación, de frustración. Algo había que hacer para cambiar la situación. "Creo que sé leer los partidos", explica Alcaraz. Y esta vez desde el fondo no había huecos, no había forma de desbordar a su rival. Por fortuna para el murciano, no es ese el única arma que tiene, no sólo vive de la aceleración que es capaz de generar con su golpe de derecha. Su muñeca también suele tener protagonismo en los partidos. Alcaraz te puede derrotar a tortazos o a caricias, a besos casi, y éste era el día. Su golpe de dejada es ya famoso en el circuito y Medvedev, a quien el español derrotó en la final de Indian Wells, explicó en Madrid lo que se siente al otro lado de la red. «En algunas de ellas decía: ‘‘¿Cómo? No esperaba esto, que la hiciera desde ahí. La semana siguiente en Miami muchos otros chicos tal vez vieron la final y comenzaron a hacer sólo dejadas contra mí y yo: ‘‘Está bien, sigue haciéndolas, aquí estoy’’. Pero contra Carlos no estaba allí». Es el cómo las hace y el cuándo.
En el sexto juego del segundo set ante Khachanov, intentó ese golpe hasta cuatro veces (tres con éxito) y así y con un revés a la línea se salvó de un segundo break, de un 1-5 que sonaba a tercer parcial. Ahí empezó la remontada. "Hay veces que la dejada la utilizo porque la vengo pensando y otras porque... no sé que hacer y confío mucho en ese golpe. Hoy en ciertos momentos lo he usado por esa confianza que tengo. Lo he utilizado con viento en contra, a Karen es más difícil desbordarle de fondo que trayéndole a la red, pero es verdad que hoy lo he usado más por bloqueo mental que por estrategia", confesó Alcaraz. Dejada a dejada fue recuperando sensaciones y cuando recuperó el break y lo confirmó y pasó del 2-5 al 5-5, ya no se bajó de la ola y hasta la cinta jugó a su favor en un par de bolas que significaron su segunda rotura de servicio en el set, y el partido.
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