Mutua Madrid Open

Medvedev se vuelve a enfrentar al público, amaga con irse, llama al supervisor y cae ante Karatsev

El tenista ruso ya tuvo un enfrentamiento con la afición en Madrid en la ronda anterior. Se despide tras caer ante su compatriota por 7-6 [7/1] y 6-4

MADRID, 02/05/2023.- El tenista ruso Daniil Medvedev golpea la bola contra su compatriota Aslán Karátsev durante su partido de octavos de final del Mutua Madrid Open de tenis disputado este martes, en la Caja Mágica en Madrid. EFE/ Chema Moya
Medvedev corre a por una bola en su partido ante KaratsevChema MoyaAgencia EFE

El Mutua Madrid Open perdió en octavos de final a su segundo favorito, Daniil Medvedev, uno de los "malos" (no en el sentido tenístico, por supuesto) oficiales de esta edición del Master 1.000 español, aunque no es nada nuevo porque es habitual verle enfrentarse y desafiar al público tanto como a los rivales en muchos torneos. Su compatriota Karatsev le superó en la pista con claridad (7-6 [7/1] y 6-4) y el cara a cara de Medvedev con la afición le hizo esta vez amargar hasta con irse del partido.

Venía del día anterior lo suyo, de su duelo con Shevhenko, cuando ya la tuvo con el público de la central de la Caja Mágica. Esta vez jugó en la pista Arantxa Sánchez Vicario, la segunda en importancia, que estaba llena y pendiente de uno de los mejores tenistas del mundo. Todo fue más o menos normal hasta que el primer set estaba a punto de finalizar. Era el tie break y Karatsev estaba disputando un desempate casi perfecto. Con 3-1 arriba, se inventó un tiro cruzado con ángulo perfecto imposible para Medvedev. La bola tocó en la valla y el número tres del mundo amagó con pegarle fuerte con la raqueta en dirección a la grada, pero en realidad golpeó al aire. Empezó la pitada; el juego entre espectadores y tenista.

Medvedev decía que no con las manos y la raqueta, mandaba callar y en un momento dado su reto a la gente fue un: "¿A que me voy?". Se dirigió a la silla y habló con el árbitro, Carlos Bernardes, y le dijo que o se callaban o no seguía. El enfrentamiento ya era total y el tenista se giraba con el pulgar hacia abajo. También escuchó algunos gritos de apoyo. Siguió jugando y sufriendo a Karatsev, que se llevó el primer.

Fue entonces cuando el campeón del US Open 2021 llamó al supervisor para hablar con él y expresarle sus quejas, de forma tranquila, eso sí. Pero el volcán todavía no se había apagado. Cuando mandaba 2-1 en el segundo set, hubo un saque potentísimo de Karatsev y Medvedev mostró sus dudas y la respuesta fue una pitada, en este caso del todo incomprensible. Se llevó el dedo a la boca, mandó callar. Y poco después, tras ser desbordado por su oponente, dio una patada a la silla donde se suele sentar el juez. La bronca fue tremenda y el público pedía que le dieran un "warning".

Poco después Karatsev sumó el break que le dio ventaja en este segunda parcial y que no soltó. Firmó un partido sin un pero, muy serio, muy tranquilo, nada de nervios, apoyado en el saque para mandar en los juegos de servicio y restando tres o cuatro pelotas increíbles para generarse las oportunidades que aprovechó. La primera pequeña bronca, por cierto, fue después de uno de estos restos que dejó sin tiempo de reacción a Medvedev, aunque intentó llegar, se resbaló, se quejó de la pista y ya estaba liada.

Se va Medvedev de Madrid en octavos y con la sensación de que tiene seguir mejorando para progresar en tierra. No le gusta la superficie, aunque asegura que quiere ganar un título en ella. Le cuesta moverse bien y explica que a veces en lugar de resbalar y golpear, golpea y resbala y pierde unos segundos. Tiene que terminar de comprenderla. La siguiente lección ya se será en Roma.

De la capital de España también se va haciendo honor a su reputación. Los que han trabajado con él aseguran que es un hombre inteligente y que tiene una menta privilegiada, pero en la pista le gusta ese desafío contra todos. Es un "malo" al que en realidad no odian demasiado y lo que tiene con los aficionados forma parte del show. Lo mismo le pitaban que le aplaudían y le daban ánimos para que el encuentro se alargara.