Tenis
«El cuento de hadas» de Federer
Nadie en el circuito, ni siquiera él, esperaba un rendimiento como el que le ha llevado a ganar en Australia e Indian Wells. El reto es lograr el octavo Wimbledon, su decimonoveno grande.
Nadie en el circuito, ni siquiera él, esperaba un rendimiento como el que le ha llevado a ganar en Australia e Indian Wells. El reto es lograr el octavo Wimbledon, su decimonoveno grande.
Evgeny Donskoy, un ruso que hace casi un mes era el número 116 del mundo, es la única raqueta del mundo que puede presumir de haber derrotado este año a Roger Federer. Fue en un despiste en la segunda ronda de Dubai y después de tres sets con dos «tie-breaks» incluidos. Los otros 13 partidos han sido victorias del ex número uno del mundo y media docena de ellas llegaron ante «top 10». Indian Wells acogió su segundo título de 2017. Con 35 años y 7 meses, y después de haber pasado casi medio año lesionado, Federer vive «un cuento de hadas», como confesó tras superar a Wawrinka en la final del primer Masters 1.000 de la temporada.
Nadie esperaba un regreso así. Ya había ganado estos dos torneos en 2004 y 2006, pero lo de este año es otra película. Federer ya avisó en noviembre del año pasado de lo que podía suceder. Prometió volver más fuerte que nunca, aunque aquello sonara más a deseo que a realidad. Ahora se ha confirmado que no iba de farol. ¿Las razones? Tuvo una pretemporada amplia, nada que ver con la habitual, se iba a poder acoplar con tiempo a su nueva raqueta (más grande, lo que equivale a golpes más mortíferos) y tenía ambición por engordar un palmarés que amenazaban Djokovic y Nadal. Y, además, físicamente está a su mejor nivel. «Todo eso está muy bien, sí; pero el tenis que ha mostrado en estos menos de tres meses no se lo esperaba nadie», asegura Jordi Arrese. El ex capitán de la Davis resume la sensación que cunde en el circuito. Jugadores, entrenadores, técnicos... Su propio equipo está sorprendido del rendimiento de Federer. Incluso él mismo. «Todo esto no entraba en mis planes. Ganar el Open de Australia y luego Indian Wells era algo que no me esperaba. Debo actualizar mis objetivos, ya que cuando uno juega menos torneos, cada cita es mucho más especial», confesó tras levantar su quinto título en el desierto californiano.
Los planes del suizo eran llegar a Wimbledon entre los ocho mejores del mundo para buscar su octavo título en Londres. Dentro del «top 8», un buen sorteo podía dejar un cuadro amable para acceder a las rondas finales y así sumar su decimoctavo «Grand Slam». El triunfo en Australia cambió el panorama y lo de Indian Wells lo ha revolucionado. Federer ya es el número 6 del mundo –ha desbancado a Nadal de ese puesto– y los objetivos ahora estarán condicionados por lo que pase y sus sensaciones los próximos días en Miami. Después llegará un parón hasta el arranque de la temporada en tierra batida.
Primeras dudas
Y ahí es donde aparecen los interrogantes, sobre la tierra. Federer y su equipo se habían planteado este año competir sólo en una decena de torneos situando Wimbledon como el gran desafío. Ahora está por ver si renuncia a parte de la temporada en arcilla, si incluye algún torneo como el de Madrid, que es el que más se ajusta a su tenis, si descarta Roland Garros para no desgastarse por aquello de la tierra y los cinco sets... Todo sea con la vista puesta en Wimbledon y el desafío del decimonoveno «Grande».
De momento, ya suma 90 títulos, nadie ganó un Masters 1.000 cerca de los 36 años y el reto de reconquistar el número uno, que perdió a finales de octubre de 2012, está ahí. Él está encantado: «Me siento feliz y fresco y eso es lo que intento demostrar a la gente. Pienso que eso se está transmitiendo a mi juego también. Puedo jugar libre y tomar riesgos como si no tuviera nada que perder. Hacía mucho, mucho tiempo que no me sentía así».
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