Barcelona

Theresa Zabell: «La vela no es elitista: cuesta menos un barquito que una moto»

Ha impulsado el concierto solidario que se celebra mañana en el teatro MIRA de Pozuelo para homenajear y ayudar a los deportistas españoles.

Theresa Zabell: «La vela no es elitista: cuesta menos un barquito que una moto»
Theresa Zabell: «La vela no es elitista: cuesta menos un barquito que una moto»larazon

Ha impulsado el concierto solidario que se celebra mañana en el teatro MIRA de Pozuelo para homenajear y ayudar a los deportistas españoles.

Theresa Zabell (Ipswich, 52 años) ganó dos medallas olímpicas de oro en vela, en Barcelona 92 y Atlanta 96. El mar y el deporte siguen siendo sus pasiones. Por el primero lucha desde hace 19 años con su fundación, Ecomar. A los deportistas pretende ayudar en un concierto que se celebrará mañana en el teatro MIRA, de Pozuelo, y cuya recaudación estará destinada tanto «a ayudar al deportista a conseguir sus objetivos deportivos como a aquellos que ya están retirados y se habían centrado en conseguir sus objetivos deportivos y ahora no están pasando un gran momento».

–¿Qué va a encontrar la gente que vaya al concierto?

–Se va a encontrar un concierto único porque sonarán algunas de las sinfonías de las ceremonias de inauguración y clausura de Juegos Olímpicos que no se habían vuelto a tocar desde entonces, y estamos hablando de hace a lo mejor 80 años. Además, lo hará la orquesta y coro de RTVE, 160 personas. Es una oportunidad que hay que aprovechar: un concierto solidario, y no estamos hablando de solidario con un futbolista que gane mucho dinero, o un tenista que se gana muy bien la vida, lo hacemos de deportistas a los que no les llega para cumplir sus objetivos, y de esos hay muchos; en el que se va a presenciar algo que nunca se ha presenciado y que posiblemente no se vuelva a presenciar. Habrá una mezcla de música: una parte de clásica y luego cantada, el «Imagine» de John Lennon, el «One moment in time» de Tina Turner... Te va a gustar aunque no seas un amante de la música.

–¿Qué supone el deporte para España?

–El deporte ha hecho muchísimo por la Marca España, y te voy a poner un ejemplo. Recuerdo antes de Barcelona 92 cuando viajabas y decías «soy española» te miraban no sabiendo muy bien situar ese país en el mapa. Ahora en cualquier lugar del mundo saben identificar dónde está tu país, y cosas a nivel turístico, gastronómico, de grandes personas españolas, muchas de ellas deportistas... Eso es algo que nos debe enorgullecer. El deporte ha hecho muchísimo por situar a España en el mapa.

–¿Se prepara a los deportistas para cuando se jubilan?

–En mi época se hacía muy poco. Yo sí lo tuve por parte de mi familia, y ahora cada vez se cuida más tanto por parte del COE, del CSD, de las Federaciones... Pero aun así para un deportista joven es difícil pensar que lo que está viviendo en ese momento es lo más importante, pero que también hay otras cosas, y lo dejan un poco en segundo plano. Ahora es mucho más fácil hacer una carrera universitaria al tiempo que haces la deportiva, aunque sea en diez años, lo importante es tener una profesión a la que dedicarse después, y que no tengamos juguetes rotos.

–El año pasado fue de muchos recuerdos por el 25 aniversario de Barcelona 92...

–Fue un año muy bonito en el que revivimos recuerdos y nos reunimos deportistas que hacía tiempo que no nos veíamos. Fue genial.

–¿Qué es lo que más recordó?

–El momento más emotivo fue la entrada en el estadio. Nadie pensábamos que iba a ser así. Te sacan de la Villa con mucha antelación, estás cansado porque ese día has entrenado, ves que quedan muchos por desfilar antes que tú, de repente te llaman, vas hablando con uno, con otro, estás ahí en un túnel oscuro y te vas colocando: los altos detrás, los más pequeños delante, las chicas aquí; estás casi con ganas de irte y de repente llaman: «España». Sale el Príncipe, nosotros detrás y se oye como un «uaaaaaa»... Pensábamos que había pasado algo.

–Es un día también muy musical el de la ceremonia...

–Los eventos deportivos sin música no se conciben. Una ceremonia de inauguración, una final de la Champions... Le quitas el volumen y los desvistes totalmente. Cuando suben los ganadores y les ponen el «We are the Champions» te sube la emoción.

–En Río no hubo medallas en vela. ¿Por qué?

–Parece que en España en vela siempre tenemos que conseguir la medalla, os tenemos mal acostumbrados. Hay que pensar que la vela reparte sólo 10 medallas, que no es como en atletismo, piragüismo, natación... Y, si no me equivoco, al menos cuando yo iba, era el segundo deporte con más países participantes, después del atletismo. No es fácil, pero es cierto que España siempre ha tenido un gran nivel.

–En, Río Marina Alabau fue cuarta, que está muy bien...

–El nivel es alto, lo que contrasta con el número de personas que navegan en España, que son muy pocos. Es curioso, porque tenemos un país de casi 8.000 kilómetros de litoral maravilloso, y buen clima, y sin embargo navega poquísima gente. Se navega más en los países nórdicos, y ahora están bloqueados por el hielo.

–¿Cómo explica el éxito?

–Es que España debería de ser un país como Francia, donde la vela sea uno de los deportes escolares. Todos los niños en Francia pasan por dos años de vela escolar. El mar lo tienes ahí, ¿por qué no? Allí se ve como un deporte normal, en España se ve como un deporte elitista. Pero piensa que un barquito de vela cuesta menos que una moto... Cuando navega tanta gente no tienes por qué ir buscando campeones, porque los campeones te salen. En España tenemos escuelas y vamos buscando a los campeones, y hasta ahora van saliendo, pero no tiene por qué ser así.

–¿Seguimos ensuciando mucho el mar?

–Se sigue ensuciando, sí, y el 80 por ciento llega de tierra adentro. Muchos piensan que es de la gente que navega o que va a la playa, pero aquí en Madrid ensuciamos el mar. Por tanto hay que ir a limpiar las costas, pero sobre todo hay que hacer muchas campañas de concienciación, y eso es lo que hacemos en Ecomar: creemos en la educación, en la concienciación. Llevamos 19 años y vamos viendo un cambio a mejor, pero hay que seguir.