París
Un mito de la vela y un boxeador maldito
La regatista Arthaud, de 57 años, era un símbolo de superación, de conquista de terrenos vedados a las mujeres.
En 1990 se convirtió en la primera mujer -y la única por el momento- en ganar la Ruta del Ron, una de las regatas en solitario más duras y prestigiosas del mundo, un triunfo que le otorgó fama y gloria lejos de los barcos, donde se movía como pez en el agua.
Apodada la "novia del Atlántico", hija de una adinerada familia de editores parisienses, Arthaud es considerada en Francia como un icono de la vela y del feminismo.
Aparecía en los medios, escribió varios libros e, incluso, grabó algunas canciones junto a Pierre Bachelet.
Encontró la muerte en Argentina tras haberla esquivado en varias ocasiones. La primera cuando, con 17 años, un accidente de coche la sumergió durante meses en el coma y la dejó medio año paralizada y desfigurada.
Una prueba de la que salió completamente transformada y con la fuerza suficiente para afrontar otro tipo de vida del que le prometía su familia.
En 1986 volvió a coquetear con la muerte cuando, en plena Ruta del Ron, acudió a rescatar a otro marino en medio de una gran tempestad que estuvo a punto de tragarse a ambos.
Hace cuatro años, cuando navegaba sola por aguas del Mediterráneo, cayó al agua y vio cómo el barco se alejaba. Salvó la vida gracias a un teléfono móvil impermeable que había comprado unos minutos antes de embarcar y que le permitió pedir auxilio.
Retirada del mundo de la vela, Arthaud preparaba una regata por el Mediterráneo "hecha por y para las mujeres".
Los padres del boxeador Alexis Vastine lloraban hoy la muerte de su hijo y la desgracia repetida, porque a principios de año habían perdido a su hija menor en un accidente de coche.
Lágrimas que el boxeador había conocido en su carrera, marcada por el sueño olímpico que se le escapó en dos ocasiones y que no podrá completar en Río de Janeiro.
Francia recuerda a Vastine llorando sobre el ring. Primero en 2008, cuando los árbitros le descalificaron en un combate que dominaba contra el dominicano Félix Díaz.
"No hay derecho", repetía entre lágrimas el deportista que, cuatro años más tarde, repitió la escena cuando los jueces le dieron perdedor frente al ucraniano Taras Shelestuik.
Dos derrotas que este deportista enrolado en el ejército vivió como injusticias y que le llevaron a refugiarse en el entrenamiento como terapia, con la vista puesta en Río y en su soñado título olímpico.
Junto a estos tres deportistas fallecieron otros cinco franceses, técnicos del equipo de rodaje, y los dos pilotos de los helicópteros argentinos.
También habían participado en el mismo programa de televisión la ciclista Jeannie Longo, el exnadador Alain Bernard y el expatinador Philippe Candeloro. (Efe)
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