Rugby

Viajar a Japón en 80 minutos

La selección de rugby está a un solo triunfo de clasificarse para el segundo Mundial de su historia tras aplastar a Alemania (84-10)

Jaime Nava, el capitán español, saluda a Felipe VI tras el encuentro ganado a Alemania
Jaime Nava, el capitán español, saluda a Felipe VI tras el encuentro ganado a Alemanialarazon

La selección de rugby está a un solo triunfo de clasificarse para el segundo Mundial de su historia tras aplastar a Alemania (84-10).

Felipe VI y el ministro del ramo, Iñigo Méndez de Vigo, lamentaron a buen seguro que el protocolo no les permitiese jalear, junto a los más de 15.000 espectadores que ayer se dieron cita en el Central de la Complutense, el estribillo de «Feo, fuerte y formal», que los integrantes de la selección nacional de rugby han elegido como banda sonora de su aventura mundialista. Tras cada uno de los doce ensayos que España le plantó a Alemania, tronaba por megafonía el mítico tema de Loquillo.

Desde que hace tres semanas ganase a Rumanía, tradicional dominadora del rugby europeo más allá del VI Naciones, España sabía que los dos obstáculos que le quedaban por superar para ir al Mundial del año que viene en Japón, segundo en la historia del rugby nacional desde Gales 1999, no eran precisamente temibles. Después del aplastante 84-10 a Alemania, sólo queda ganar el domingo en Bélgica. El encuentro está lejos de ser un trámite, pero España es ampliamente favorita.

Los alemanes se han debilitado en los dos últimos años debido a los problemas económicos que asuelan su federación, lo que ha forzado una renovación total de su efectivo, compuesto ahora por jugadores amateurs. En sus tres partidos anteriores, habían encajado una media de 70 puntos y España les mantuvo la tarifa con una exhibición ofensiva liderada por la pareja de medios, Guillaume Rouet y Mathieu Belie. La baja del único español que juega en la primera división francesa, Charlie Malié, permitió alinear a dos atacantes puros en los alas, Sebastien Ascarat e Ignacio Contardi, ya que el zaguero suplente, Mathieu Peluchon, aseguraba los lanzamientos a palos, un ejercicio en el que estuvo soberbio pues acertó en ocho de sus nueve intentos. Esta remodelación de la línea de tres cuartos propició la suplencia de Brad Linklater quien, enrabietado, aprovechó los minutos de que dispuso y cerró el marcador con un magnífico ensayo.

La seriedad con la que España se tomó el partido se percibe en los detalles. En los primeros diez minutos, en posición favorable para intentar el ensayo, Jaime Nava ordenó lanzar dos golpes de castigo a palos que Peluchon convirtió en los seis puntos que abrían el marcador. La grada acogió con un suspiro de decepción la decisión del capitán, pero la importancia del envite bien merecía un arranque conservador. A partir del cuarto de hora, cuando Pierre Barthere posó la primera marca, «los leones» se encargaron de dar trabajo al DJ y la concurrencia, no el Rey ni el ministro, pudo bailar a gusto.