Banco de España

El Banco de España advierte sobre la incertidumbre de las políticas económicas del futuro Gobierno

Empeora su previsión de déficit y paro y ve una mayor ralentización del empleo en las zonas donde el salario mínimo es más relevante

Luces y sombras en el horizonte económico español. El Banco de España advierte de los riesgos que supone “la incertidumbre acerca de la orientación de las políticas económicas futuras”. Es decir, no hay datos que permitan conocer, por ahora, cuáles son los planes económicos del próximo Gobierno. La economía española, sin embargo, prolongará su período de crecimiento en los próximos tres años, y crecerá más que las principales de la zona euro, según las Proyecciones Macroeconómicas de España (2019-2022), elaboradas por el Banco de España y presentadas por Óscar Arce, director General de Economía y Estadística de la entidad monetaria. La situación internacional, el desenlace del Brexit y las tensiones comerciales -ahora parece que menores- serían otros riesgos para el futuro de la economía española, que volverá a superar las previsiones de déficit, que cerrará el Ejercicio en el 2,5%. Por otra parte, hay más probabilidades de que los riesgos que se detectan en el horizonte afecten de forma negativa a que lo hagan de manera positiva. El Producto Interior Bruto (PIB) volverá a crecer un 0,4% en el último trimestre del año, lo mismo que el anterior y cerrará el año en el 2%. Los vientos favorables se mantendrán en los próximos tres años, aunque cada vez serán más ligeros, lo que significa que el PIB aumentaría un 1,7% en 2020; un 1,6% en 2021 y un 1,5% en 2021. Algo similar ocurrirá con el empleo. Habrá creación de empleo, pero cada vez más débil, ya que en 2019 subiría un 2%, algo más de lo previsto, pero apenas un 1,2% en 2022. Eso significa que la tasa de paro se situará en el 14,2% a finales de este ejercicio y que descenderá hasta el 12,5% al final de 2022, todavía mucho más elevada que la media de los países de la Unión Europea.

Frenazo del consumo

La buena salud de la economía se sustenta en la actividad interna, asentada en la solidez de la posición patrimonial de las familias y de las empresas tras el proceso de desapalancamiento -reducción de deudas- de los últimos años. El consumo privado y la inversión empresarial han impulsado hasta ahora el crecimiento económico, pero el Banco de España detecta una cierta desaceleración del consumo familiar, sobre todo de compra de bienes duraderos. Las familias, de hecho, han empezado a aumentar el ahorro, en previsión ante el futuro. La inversión empresarial, por su parte, también presenta “un menor dinamismo”, mientras que las exportaciones muestran una tendencia a la recuperación. El déficit vuelve a ser el patito feo de la economía española. Hace solo tres meses, el Banco de España preveía que al final de 2019 llegaría al 2,4% del PIB. Ahora, los cálculos aumentan el porcentaje en una décima, hasta el 2,5%, muy lejos de los objetivos iniciales del Gobierno. La explicación hay que buscarla en menos ingresos por los pagos fraccionados del Impuesto sobre Sociedades y el aumento del gasto, sobre todo en remuneración de los funcionarios y de diferentes prestaciones. Las previsiones para 2020 tampoco son halagüeñas. En septiembre, el Banco de España calculaba un déficit del 1,8% para el próximo año. Ahora, esa previsión sube hasta el 2,1%, que se explica por lo que se arrastra de 2019, la subida de las pensiones y otros elementos no recurrentes. El 1,8% previsto para 2020 se conseguiría en 2021, si no hay grandes cambios en la situación general, aunque todo depende de la política económica del futuro Gobierno. El Banco de España, por último, intenta escrutar cuál ha sido el impacto de la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 900 euros. Óscar Arce insiste en que todavía no hay datos fiables y no los habrá hasta bien entrado 2020. No obstante, los expertos de la entidad han creído detectar que en los sectores y comunidades autónomas en los que el SMI es más relevante la evolución del empleo ha sido algo peor. Sin embargo, también explican que “la desaceleración del empleo también podría haber ocurrido por muchas otras razones”.