
Energía eléctrica
La demanda eléctrica se hunde hasta un 90% en grandes industrias
La siderurgia pide una moratoria para diseñar planes de parada y servicios mínimos. La mayoría de fábricas necesita mantenimiento de seguridad y vigilancia para evitar saqueos

Las nuevas restricciones establecidas por el Gobierno se dejan notar ya en la demanda eléctrica. Especialmente en algunas industrias. La evolución sectorial de la demanda en los grandes consumidores ya apuntaba a finales de febrero a una desaceleración como consecuencia de la proximidad de la epidemia, que impactaba ya con fuerza en Italia. Así lo reconocía Red Eléctrica en su informe del pasado mes. «Entre las actividades de servicios, las mayores aportaciones al deterioro provendrían de los servicios públicos, seguidos por el transporte, pudiendo empezar a reflejar la paralización derivada de la crisis sanitaria iniciada a finales del pasado mes de febrero», indica el documento sobre el gran consumo.
Aunque los datos varían por sectores y regiones, la caída de la demanda es clara y se agudizará notablemente en los próximos días con la entrada en vigor de cualquier actividad considerada no esencial. Endesa informaba ayer que en plena hora pico, entre las 11 y las 12 de la mañana, la demanda de energía en Cataluña caía un 23,7% respecto al lunes 2 de marzo, antes del inicio de la crisis, y un 13% menos que la del pasado lunes, con el estado de alarma en vigor, lo que indica una clara tendencia a la baja de la demanda. Según indicó la compañía en un comunicado, la demanda en tiempo real de energía fue de 4.599 megavatios-hora (MWh), mientras que el 2 de marzo era de 6.028 MWh.
Las estimaciones apuntan a que son las jugueteras, las empresas que fabrican componentes para vehículos y las empresas del mueble, las que más han reducido su consumo eléctrico, entre un 85% y un 90%, según el grupo de asesoría energética para empresas ASE, que presta servicio a más de 400 compañías de diferentes sectores. La previsión es que esa disminución se incremente aún más con el cierre de los canales de distribución de estos productos y el endurecimiento del confinamiento de la población.
Mientras tanto, las empresas siderúrgicas solicitan al Gobierno una moratoria o servicios mínimos porque hay instalaciones críticas que no pueden parar del todo cuya excepción no está recogida por la nueva ley. Además, la gran industria reclama tiempo para elaborar planes de parada y exige un mínimo de personal para salvaguardar las fábricas, que necesitan un mantenimiento mínimo de seguridad y vigilancia para evitar saqueos. Además, están los encargos de materiales y materias primas que vienen en barco y están por llegar.
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