Alemania
El falso mito de la eficiencia alemana: Berlín tendrá nuevo aeropuerto con nueve años de retraso
Las autoridades dan el visto bueno a la instalación, que podría abrir en octubre. Su presupuesto inicial era de 2.300 millones y su coste ya supera los 7.300
No está el sector aéreo para inaugurar aeropuertos con el tráfico por los suelos por el coronarivus. Pero cuando uno acumula nueve años de retraso, tampoco está para darse el lujo de retrasar más el corte de la cinta. En 1996, Berlín proyectó la construcción del aeropuerto Berlín-Brandeburgo Willy Brandt (BER) para sustituir a los dos aeródromos que tiene ahora miso la ciudad, Schönefeld y Tegel, construidos en la época de la Guerra Fría. En 2006, sus promotores lograron la autorización judicial para iniciar la obra, que estaba previsto fuera terminada cuatro años después para su posterior inauguración en noviembre de 2011. Pero el aeropuerto no se empezó a operar en 2011, ni en 2012, ni en 2013... es ahora, en 2020, cuando parece que por fin se inaugurará, después de haberse fijado hasta una decena de fechas diferentes para su apertura.
La semana pasada, las autoridades locales -en concreto, la Inspección de Edificios del distrito de Dahme-Spreewald- por fin dieron el visto bueno a la terminal de pasajeros, lo que da libre a la puesta en funcionamiento del nuevo aeropuerto. Engelbert Lütke Daldrup, director general de Flughafen Berlin Brandenburg GmbH (FBB), la empresa gestora del nuevo aeropuerto berlinés, ha anunciado que la instalación se inaugurará elpróximo 31 de octubre. Una vez obtenido este permiso, FBB puede empezar a preparar las pruebas operativas de la instalación, que se harán en paralelo a la finalización de algunas obras pendiente en el interior de la terminal, como la construcción de las tiendas o restaurantes; o la corrección de pequeños defectos estructurales.
La sucesión de retrasos en la construcción del aeródromo berlinés ha traído consigo un más que considerable sobrecoste. Su presupuesto inicial era de 2.300 millones de euros, que iban a a ser costeados sin cargo al erario público. Pero desde pronto empezaron a surgir problemas. En 2013 se detectó que el aeropuerto tenía un grave problema estructural en su sistema antiincendios que obligaría a rehacer gran parte de lo ya hecho. Por entonces, su coste ya se había disparado hasta los 5.700 millones. Los retrasos se han seguido acumulando después y los costes extra, también. La última estimación, realizada a finales de 2018, asegura que ya se han desembolsado 7.300 millones, según figura en un plan de negocios de la empresa gestora del futuro aeropuerto berlinés.
Tercero de Alemania
El BER no es en realidad un nuevo aeropuerto en el más estricto sentido del término. Se trata de una nueva terminal e instalaciones asociadas, además de una segunda pista, que sustituirán a la terminal Schoenefeld, del que son una ampliación. En su primer año operativo,está previsto que tenga un tráfico de 27 millones de pasajeros, la mitad que Fráncfort, el mayor aeropuerto de Alemania; y por detrás también de Munich.
El del aeropuerto de Berlín no es el único ejemplo de que, aunque tenga fama de ello, Alemania tampoco es una máquina de eficiencia infalible. En Munich, las autoridades proyectaron también un túnel para acabar con el cuello de botella que se formaba entre el centro de la ciudad y la estación de Ostbahnhof, y de paso, mejorar la conexión entre el centro urbano y el aeropuerto. El proyecto, que contaba con un presupuesto inicial de 2.000 millones de euros, va a terminar costando más de 5.000 millones, según algunos cálculos conservadores.
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