Banco de España
El Banco de España pide crear impuestos europeos para financiar un fondo de recuperación que compre deuda soberana
El organismo considera que el MEDE no es la herramienta adecuada para afrontar la crisis porque no está diseñado para operar a largo plazo
El Banco de España tiene un plan para reconstruir Europa tras la crisis del coronavirus: un fondo europeo dotado de hasta 1,5 billones de euros con capacidad para comprar deuda de los países de la UE, que, en el largo plazo, financie proyectos comunes; y que se financie en parte con nuevos impuestos europeos. Así lo recoge en un informe titulado “Reflexiones sobre el diseño de un fondo de recuperación europeo”, un documento ocasional publicado hoy por la institución.
El Banco de España asume que, dada la magnitud de la crisis desatada por el COVID-19, la UE requiere de una acción “rápida, duradera y suficiente, en un momento en el que se encuentran en riesgo algunas de sus principales aspiraciones en el terreno de la prosperidad económica y la cohesión social”. La institución asume que, en los próximos meses, se producirá una escalada muy importante de las necesidades de financiación públicas, por el aumento del gasto asociado a los programas para contener el desplome de las rentas de colectivos muy amplios de la población y facilitar la liquidez y financiación de empresas y autónomos.
Hasta ahora, según el Banco de España, las acciones del Banco Central Europeo (BCE), como ampliación del programa de compra de activos por 120.000 millones de euros y el Programa de Compra de Emergencia frente a la Pandemia (PEPP), dotado con 750.000 millones de euros, “han conjurado el riesgo de una espiral de aumentos de las primas de riesgo de las economías más vulnerables ante esta crisis, como la que se produjo durante el período 2010-2012”. Ello ha permitido a los estados seguir financiándose en los mercados con relativa normalidad. Junto a los planes puestos en marcha por el BCE, el Consejo Europeo acordó en abril un paquete de respuesta que incluye la movilización de fondos estructurales para financiar gastos relacionados con la pandemia, la puesta en marcha del Instrumento de Apoyo Temporal para Mitigar los Riesgos de Desempleo en una Emergencia (SURE, por sus siglas en inglés), la activación de líneas de financiación para el sector privado del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el acuerdo para proporcionar una línea de crédito a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) dirigida a cubrir costes sanitarios, directos e indirectos, relacionados con la pandemia.
Estrategia de recuperación
Este conjunto de medidas han permitido, según el Banco de España, ganar tiempo para poner en marcha una verdadera estrategia de recuperación y crecimiento a medio y largo plazo. Ante el riesgo de que esta crisis ahonde, de manera incluso permanente, las divergencias en los niveles de bienestar entre los países de la UE, “urge disponer de medios comunes para facilitar la financiación de la reconstrucción de las economías de todos los estados y evitar, durante este proceso, episodios de desestabilización como los que se vivieron durante la crisis de deuda soberana que sufrieron varios países del euro durante la primera mitad de la década pasada”, aseguran el informe. En términos simples, añade, “es el momento de que la UE articule los medios necesarios para activar la capacidad conjunta de toda la Unión a fin de traer recursos del futuro al presente, cuando son más necesario. La puesta en común de la capacidad de crédito de la UE debe venir acompañada de un esquema de utilización de esa capacidad, que configure un «Fondo de Recuperación europeo»”, explica.
Según el Banco de España, el fondo debe ser eficiente, solidario, equilibrado y con una condicionalidad en el uso de sus recursos ligada a los objetivos de la estrategia de recuperación. El Banco de España cree que este instrumento debería tener una vocación de vigencia durante un horizonte muy amplio, e incluso su mantenimiento de forma permanente, y estar respaldado por el presupuesto de la UE.
Objetivos
El objetivo de la herramienta diseñada por el supervisor español es doble: facilitar una financiación adecuada de los estados, lo que exige dotar al fondo de una capacidad de compra de títulos de deuda pública; y financiar proyectos estratégicos para la UE en áreas de las tecnologías de red, la interconexión, la investigación o, como se ha visto en los últimos años, la seguridad común (de fronteras, suministros, alimentaria y sanitaria). En su condición de salvaguardar la financiación de los estados de la UE en escenarios de tensión, el fondo adquiriría deuda soberana de un país bajo las condiciones y precios fijados en los mercados de capitales, sujeta a unos requisitos mínimos de calidad crediticia de los activos adquiridos y sobre la base de unos criterios transparentes en cuanto a la composición de las compras y fijados con carácter previo.
En cuanto a sus recursos, el Banco de España considera que debería tener hasta 1,5 billones de euros de dotación. Para financiarlos, con un respaldo adecuado de los estados, se debería valer de una calificación crediticia de la máxima calidad para realizar emisiones a muy largo plazo, lo que, en la situación actual de bajos tipos de interés, tendría un coste mínimo (o incluso negativo) en términos de los intereses de sus pasivos exigibles. Para ello, habría que dotar a la CE de la posibilidad de reclamar a los estados recursos adicionales que respaldaran las nuevas emisiones. La movilización de los recursos necesarios, posiblemente, requeriría, según la institución, de un aumento del presupuesto de la UE. Para ello, sugiere una mayor autonomía de la UE en su capacidad de generación de ingresos, que incluya parte de los obtenidos a partir de la eventual creación de nuevos impuestos estables propios de la unión, como podrían ser las tasas medioambientales, las «tasa sobre los plásticos», la «tasa digital» o la aplicación de un porcentaje a una eventual base impositiva común del impuesto sobre sociedades.
Condicionalidad
La liberación de recursos del fondo quedaría supeditada a las necesidades de los estados y su uso debe estar vinculado a la puesta en marcha de políticas y planes nacionales de reconstrucción de la capacidad de crecimiento tras la pandemia.
Para el regulador español, un fondo de esta naturaleza sí ayudaría a recuperar la economía europea. En su opinión, el actual MEDE no es el mecanismo adecuado para establecer una capacidad común, suficiente y perdurable de financiación a gran escala de las necesidades estratégicas del conjunto de la UE. “Esta institución está diseñada para realizar una labor de gestión de crisis, y, por lo tanto, una estrategia de largo plazo común para la UE excede tanto su diseño institucional como la potencia de sus instrumentos”, asegura.
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