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Repsol refuerza su plan de resiliencia frente al coronavirus

La compañía pierde casi 2.500 millones hasta junio por el impacto de la pandemia

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Repsol ha cerrado el primer semestre del año con unas pérdidas que rondan los 2.500 millones de euros por el tremendo impacto que ha tenido la crisis del coronavirus en su sector. La situación sin precedentes provocada por la Covid-19 impactó en las cotizaciones del crudo y del gas de referencia internacional, que sufrieron grandes caídas, sobre todo durante el segundo trimestre del ejercicio, en el que la demanda mundial experimentó el mayor colapso de la historia. El crudo Brent registró entre abril y junio un descenso medio del 57% respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que el del WTI fue del 53%, en ambos casos, con precios medios por debajo de los 30 dólares por barril. El gas reflejó también el difícil contexto, con una caída media semestral que rozó el 40% para el Henry Hub.

Este desplome de los precios de las materias primas impactó en la valoración de los inventarios de Repsol, con un efecto de -1.088 millones de euros, según ha informado la compañía. Además, ante esta caída y en un ejercicio de prudencia financiera, la compañía ha revisado sus hipótesis de precios futuros del crudo y del gas y ajustado el valor de activos de Upstream -exploración y producción-, lo que se ha reflejado en unos resultados específicos de -1.585 millones. Con todo ello, el resultado neto del primer semestre del año se situó en -2.484 millones de euros.

Excluidos estos efectos extraordinarios provocados por la crisis del coronavirus, el resultado neto ajustado de Repsol, que mide específicamente el desempeño de los negocios, de 189 millones de euros. El modelo de negocio integrado de la compañía, junto con su flexibilidad y resiliencia, fueron fundamentales para que en su conjunto los negocios obtuviesen un resultado positivo, en un escenario de recesión mundial, según ha asegurado la compañía.

Refuerzo de sus planes

Ante la drástica caída de los precios de las materias primas y de la demanda que está provocando la crisis de la Covid-19, la compañía ha acometido medidas para reforzar la generación de caja y fortalecer su balance, que se han reflejado en el último trimestre en una reducción de su deuda neta, así como de los costes operativos e inversiones. El pasado 25 de marzo, su consejo de administración aprobó un Plan de Resiliencia para 2020. La compañía, en vista de la evolución de la situación, ha decidido reforzarlo y ha aumentado su estimación inicial de reducción adicional de los gastos operativos hasta los 450 millones de euros (desde 350 millones), el recorte de las inversiones, hasta los 1.100 millones (desde 1.000 millones) y mantiene la optimización del capital circulante en cerca de 800 millones.

El Plan de Resiliencia incluye como objetivo que la deuda neta del grupo no se incremente en el ejercicio 2020, si bien Repsol redujo su deuda neta en el último trimestre hasta los 3.987 millones de euros, cerca de 500 millones menos de la de 31 de marzo.

A pesar de las dificultades actuales, Repsol dispone de 9.762 millones de euros de liquidez que cubren en 2,43 veces los vencimientos a corto plazo de su deuda. Durante el primer semestre reforzó su posición financiera mediante cuatro emisiones de bonos que suman 3.000 millones de euros, de los que 1.500 millones corresponden a bonos perpetuos subordinados. También incrementó las líneas de crédito comprometidas y no utilizadas en 1.602 millones de euros.