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La fusión BBVA-Sabadell, otro palo para el secesionismo

El Gobierno catalán reconoce su «preocupación» por la operación. Banco Santander no quiere saber nada de compras

El anuncio de las negociaciones entre Banco Sabadell y BBVA para una posible fusión ha supuesto otro duro golpe para el independentismo catalán. La consejera de la Presidencia del Ejecutivo autonómico, Meritxell Budó, aseguró ayer que no estaban al tanto de las conversaciones y que se enteraron de ellas por la prensa. Además, y aunque aseguró que la cuestión no se abordó ayer en la reunión semanal del Gobierno de Quim Torra, Budó expresó que la posible fusión les preocupa por si los usuarios catalanes «pudieran verse perjudicados».

No es, sin embargo, la disminución de competencia que acarrearía la fusión de ambas entidades lo que preocupa únicamente a los sectores secesionistas. Cuando se anunciaron los contactos entre CaixaBank y Bankia, los independentistas ya deslizaron su malestar porque para conseguir su meta, una Cataluña independiente, se necesita también «peso específico». Es decir, poder económico y financiero. Y las operaciones de CaixaBank y Sabadell van en la dirección contraria a las necesidades secesionistas de contar con ese músculo financiero.

Para dotarse de esta capacidad económica que, según su interpretación, les restan estas operaciones corporativas, el independentismo catalán está preparando la salida al mercado de 11Onze, un banco digital con ficha bancaria radicada fuera de las fronteras españolas auspiciado por «Unidad por la Independencia».

Novedades en semanas

Ayer, ni BBVA ni Sabadell quisieron avanzar más detalles sobre la operación. El responsable de BBVA en España, Peio Belausteguigoitia, evitó hablar del asunto durante su intervención en el XXVII Encuentro del Sector Financiero organizado por Deloitte, ABC y Sociedad de Tasación. Tampoco lo hizo el consejero delegado de Banco Sabadell, Jaime Guardiola, que se limitó a añadir que habrá novedades sobre el asunto «en las próximas semanas» y que, ahora mismo, las dos entidades están inmersas en los procesos de «due dilligence» para saber cual es el estado de sus respectivos negocios.

El que sí habló claro para sentar la postura del único de los grandes bancos españoles que no se ha movido en este baile de fusiones, el Santander, fue su consejero delegado en España. Rami Aboukhair, siguiendo la estela marcada semanas atrás por su presidenta, Ana Botín, y su consejero delegado, José Antonio Álvarez, reiteró que la entidad no está interesada en acometer ahora operaciones. Aboukhair subrayó que el Santander está satisfecho con su tamaño y escala, así como con la cuota que aglutina en determinados negocios, como en el de pymes o en el de banca mayorista. «A día de hoy, nuestra única prioridad es mejorar el servicio y nuestras capacidades para llegar a los clientes, darles razones para que se queden y que nos recomienden», dijo el consejero delegado de Santander en España, que recordó que la entidad financiera ya protagonizó la última gran operación de consolidación del país con la adquisición de Banco Popular.

Aboukhair reiteró así lo dicho ya por los dos primeros directivos de la entidad en los últimos meses respecto a la posición del Santander. En septiembre, la presidenta del banco respondió cuando se le preguntó por la entonces incipiente fusión entre CaixaBank y Bankia que Santander está «en otra liga», una «global», y que no tiene intención de participar ahora en procesos de fusión. «Santander está centrado en crecimiento orgánico y rentable y no necesitamos compras para crecer», respondió. La directiva aseguró que «tenemos la escala, con 145 millones de clientes en el mundo y estamos destinando 5.000 millones anuales a tecnología y digitalización. No necesitamos comprar», concluyó.