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Kodak nueve años después de su quiebra: más pequeña, más digital... y farmacéutica

La compañía, que tuvo que declararse en bancarrota el 19 de enero de 2012, se replegó para sobrevivir y recibió una “vacuna” en forma de préstamo de 653 millones para fabricar medicamentos el año pasado

Stand de Kodak en una feria en Las Vegas en 2012
Stand de Kodak en una feria en Las Vegas en 2012Julie JacobsonAP

El 19 de enero de 2012 sucedió algo que nadie en el siglo XX hubiera imaginado que podría ocurrir. Kodak, que gobernó con puño de hierro el mundo de la fotografía durante más de una centuria, pidió ante un tribunal de Nueva York una declaración voluntaria de quiebra para reorganizar su negocio. Era el final de la crónica de una bancarrota anunciada los meses previos ante la imposibilidad de la compañía de seguir adelante con un modelo de negocio que no había sabido adaptarse a los nuevos tiempos. O, tal vez, no había querido por temor a lo desconocido.

Cuando Eastman Kodak recurrió a esta medida de protección para salvar su negocio, los viejos carretes que tanta gloria le había dado durante el siglo XX eran ya un material casi de coleccionista. La compañía revolucionó el mundo de la fotografía cuando en 1888 presentó una cámara que supuso su democratización. Con un precio asequible y un rollo para 100 fotografías listo para ser usado, Kodak llevó a los hogares americanos una actividad vetada hasta entonces a unos pocos. A partir de ese momento llegaron su despegue y dominio casi monopolístico del mercado durante décadas.

La oportunidad perdida

Aunque pocos años antes de su quiebra todavía seguía controlando una relevante parte del mercado y había iniciado una profunda reconversión digital, su modelo languidecía. Había llegado tarde por su renuencia a diversificarse. Y eso que había dispuesto de la ocasión de abanderar la revolución digital. Mucho antes de la generalización de esta tecnología y la implantación de las cámaras en los móviles, en 1975, Kodak había inventado la primera cámara digital de la historia. Pero sus directivos no quisieron arriesgarse a torpedear su negocio de cámaras tradicionales y dejaron escapar un tren que luego atropelló a la compañía, incapaz como luego haría su competir Fuji de diversificarse y adaptarse de los tiempos.

Pese al varapalo de la quiebra, Kodak ha logrado nueve años después rehacerse y sobrevivir. En 2013, emergió de la suspensión de pagos como “una compañía tecnológica que ofrece servicios de imagen para los negocios, incluyendo el empaquetado, la impresión funcional, las comunicaciones gráficas y los servicios profesionales”, expresó en un comunicado el presidente y consejero delegado de Kodak, el español Antonio Pérez. Durante el año y medio que transcurrió entre su declaración de quiebra y la salida de la misma, la compañía se dedicó a la venta de múltiples de sus áreas de negocio como su servicio online para compartir fotografías o las muchas patentes tecnológicas que acumuló en sus décadas de existencia, por las que obtuvo 525 millones de dólares.

El inesperado coronavirus

Pero lo que ha insuflado oxígeno a Kodak ha sido el coronavirus. En julio del año pasado, el presidente de EE UU, Donald Trump, concedió un préstamo a la firma de 653 millones de euros para permitirle para financiar el lanzamiento de Kodak Pharmaceuticals, una nueva división de la empresa dedicada a la producción de principios activos clave para la producción de medicamentos en Estados Unidos. Aprovechando la Ley de Producción de Defensa de la Guerra Fría que confiere al presidente “poderes de guerra”, Trump autorizó a Kodak a producir componentes farmacéuticos críticos que se han identificado como esenciales pero de los que se ha registrado una escasez nacional crónica, según lo definido por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), ya que, a pesar de que los estadounidenses consumen aproximadamente el 40% del suministro mundial de componentes a granel utilizados para producir productos farmacéuticos genéricos, sólo el 10% de estos materiales se fabrican en Estados Unidos.

El lanzamiento de su nueva división farmacéutica disparó la cotización de Kodak desde los 2,1 dólares por acción hasta los 33,2 dólares tras protagonizar un rally revalorizador del 655% que la llevó incluso a tocar picos en algunos momentos de 60 dólares. Ahora, sus acciones se mueven en el entorno de los 10 dólares.