Banca
El Banco de España pone en duda el plan del Gobierno para salvar las pensiones
Hernández de Cos avisa a Escrivá: la indexación de estas con el IPC puede incrementar entre 4 y 5 puntos porcentuales el gasto público si no se compensa con otras medidas
El pasado miércoles, José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, afirmaba que la revalorización de las pensiones de acuerdo al Índice de Precios al Consumo (IPC) estaba “garantizada”, y que próximamente llegará al Congreso a través de un proyecto de ley. Sin embargo, este convencimiento con el que hablaba el ministro, dista mucho de las previsiones del Banco de España.
En la Convención Anual 2021 de la Asociación de Mercados Financieros (AMF), celebrada esta mañana en el Casino de Madrid, Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, ha comentado que calculan que esta indexación de las pensiones puede incrementar “entre 4 y 5 puntos porcentuales el gasto público si no se compensa con otras medidas”. Ha vuelto a considerar que las reformas de las pensiones de los años 2011 y 2013 sirvieron “para garantizar la sostenibilidad de las pensiones”, en escenarios macroeconómicos más o menos prudentes, pero ha avisado de que, en esta ocasión, esta nueva reforma podría no dar los mismos frutos. De Cos también se ha pronunciado sobre las previsiones de la inflación, y ha recordado que el objetivo perseguido por el Banco Central Europeo (BCE), a medio plazo, es que no supere el 2%. “Por el momento no se dan las condiciones para una subida de los tipos”, ha afirmado.
Otro de los temas candentes de la jornada ha sido la diversificación geográfica de la banca española en países emergentes, un tema indispensable en el día de hoy, cuando se ha conocido la noticia de que BBVA ha lanzado una oferta para hacerse con el 100% de su filial turca. Aunque el gobernador ha dicho de manera contundente que su papel “no es hacer comentarios sobre entidades concretas” y que respondería “de manera genérica”, ha querido alabar esta diversificación y poner de manifiesto que, aunque durante la crisis no la veían con tan buenos ojos, ahora han constatado que es algo “positivo”. No obstante, ha puntualizado que es fundamental “valorar el mercado en el que se invierte”. De Cos se ha negado a responder cuestiones relativas a la política monetaria que está realizando el Banco Central de Turquía, pero ha defendido la necesidad de que “los bancos centrales sean independientes de sus gobiernos”, lo que ha recordado que “es una obligación legal”.
El gobernador también ha sido preguntado por la posibilidad de que nuestro país vuelva a sufrir una burbuja inmobiliaria, algo que, según sus palabras, es poco probable: “En el Informe de Estabilidad Financiera que acabamos de publicar se analiza mucho el sector inmobiliario, y no vemos señales de riesgo”. Ha comentado que estas sí se observan en otros países europeos, pero que “en la economía española estamos viviendo una situación muy distinta”. No obstante, ha aseguro que desde el Banco Central estarán “muy atentos” a esta cuestión y que, en caso de ser necesarios, hay “elementos macroprudenciales para actuar a tiempo”.
El euro digital: ¿El futuro?
Antes de la ronda de preguntas, en la que se han tratado los temas más candentes de la economía, de Cos había dedicado su discurso de apertura a hablar sobre un tema que está muy relacionado también con la actualidad y con la recuperación económica: la digitalización. Este aspecto está llegando ya a la banca, y se habla del “euro digital”, un concepto que el gobernador del Banco de España ya abordó mínimamente en la convención de la AMF del 2020, cuando se acababa de publicar un Informe sobre el Euro Digital y en el que se establecían las bases teóricas sobre las que el Eurosistema discutiría para decidir o no emitir una moneda digital. “Hoy me gustaría retomar ese hilo y compartir algunas reflexiones al calor de los avances que se han producido en este terreno en los trece meses que han transcurrido desde entonces”, explicaba.
De Cos ha afirmado que el euro digital “no debe nunca comprometer ni la estabilidad de precios ni la estabilidad del sistema financiero y monetario”, y ha defendido que prácticamente todos los bancos del mundo llevan tiempo debatiendo y reflexionando sobre las monedas digitales. “Hay motivaciones muy distintas” detrás de ello, según de Cos, y quizá la más obvia sea la reducción del uso del dinero en efectivo. “El euro digital puede, potencialmente, afectar a la intermediación financiera de manera importante, sustituyendo los medios de pago que ahora provee el sector financiero, o incluso los depósitos que ahora custodian los bancos”, ha apuntado. Esta modelo digital podría, especialmente en momentos de crisis, “afectar negativamente” a la estabilidad financiera y hacerlo de manera global, pues este tipo de monedas podrían ser accesibles a no residentes y ser interoperables con los sistemas de pagos de otras monedas.
También hizo alusión a la evidencia de que “el uso de una moneda digital fuera de la jurisdicción de emisión puede aumentar los riesgos de sustitución de monedas digitales”, especialmente en los países emergentes, así como también “incrementar la transmisión internacional de las perturbaciones y puede alterar el papel internacional de las distintas monedas”. A modo de solución, de Cos ha explicado que la mayor parte de los países apuestan por un modelo de distribución indirecto, en el que la moneda digital del banco central llegaría a los ciudadanos a través de intermediarios financieros supervisados. Así, los bancos centrales podrían seguir proporcionando “dinero seguro” y los intermediarios financieros, el resto de servicios. “El euro digital no sería un competidor del sector privado, sino que, por el contrario, este jugaría un papel fundamental en su introducción y funcionamiento”, ha añadido.
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