Macroeconomía
El BCE pondrá fin a la compra de deuda para frenar la inflación disparada
El supervisor mantendrá los tipos de interés intactos y garantizará “la estabilidad de precios” y salvaguardará “la estabilidad financiera”
Al Banco Central Europeo (BCE) no le desvía de su camino recto ni la guerra en Ucrania y acelerará la desactivación a final de mes del programa de compra de bonos, que puso en marcha para hacer frente a la pandemia. Así, irá reduciendo progresivamente estas compras a 40.000 millones de euros en abril, 30.000 millones en mayo y 20.000 millones en junio, aunque podría ir más rápida “si la situación lo requiere”. Según ha confirmado la institución que preside Christine Lagarde en un comunicado, el supervisor europeo ha puesto por delante el control de la inflación -por encima de 5,8%- para poner fin a las adquisiciones de deuda masivas en el tercer trimestre, manteniendo únicamente activas las reinversiones correspondientes a los vencimientos de la deuda.
Por tanto, la inflación se ha convertido en piedra angular de su política económica. Por su culpa, ha revisado a la baja sus expectativas de crecimiento para la eurozona, mientras que ha elevado las de inflación como consecuencia de la invasión de Ucrania. Según sus nuevas predicciones, el peor de los escenarios llevaría a una subida de precios por encima del 7% en 2022, frente al 5,1% de media, casi dos puntos más respecto al 3,2% de su vaticinio de diciembre. En cuanto al escenario de crecimiento, el BCE contempla que el PIB de la eurozona crezca este año un 3,7%, en vez del 4,2% anticipado en diciembre, mientras que en 2023 la expansión del PIB será del 2,8%, una décima menos de lo previsto anteriormente.
En este contexto, mantendrá de momento intactos los tipos de interés, para cumplir con su objetivo de “buscar la estabilidad de precios y salvaguardar la estabilidad financiera”, aunque con un matiz nuevo. Hasta ahora, el organismo había mantenido que los tipos subirían “poco después” de que finalizaran las compras de activos. Sin embargo, ha variado ligeramente la perspectiva tras indicar que cualquier ajuste en el precio del dinero tendrá lugar “en algún momento” después de que finalicen las compras netas de activos, es decir, según evolucione la guerra. Eso sí, ha dejado claro que cualquier cambio en los tipos “será gradual”.
La presidenta bancaria, Christine Lagarde, reconoció en rueda de prensa que “la guerra de Rusia y Ucrania tendrá un impacto material en la actividad económica y la inflación a través de unos precios de la energía y de las materias primas más altos”, además de crear problemas en el comercio internacional y debilitar la confianza, según Lagarde. “La magnitud de estos efectos dependerá de cómo evoluciona el conflicto, del impacto de las sanciones actuales y más medidas posibles”
El BCE mantiene invariable el tipo de interés de las operaciones principales de financiación, las subastas semanales en el 0%; el de la facilidad marginal de crédito -por el que presta el dinero a un día- en el 0,25%, y de la facilidad de depósito -por el que remunera el dinero a un día- en el -0,50%. “La trayectoria de los tipos de interés oficiales del BCE seguirá estando determinada por las previsiones del Consejo de Gobierno y por su compromiso estratégico de estabilizar la inflación en un 2% a medio plazo”, concretó el comunicado.
La institución no quiere dar pasos en falso ni quedarse corto en sus nuevas decisiones. Por eso, advierte de que si las medidas no tienen el efecto deseado y no se consigue mantener la inflación a raya, la compra de activos verá su fin en verano. “La evaluación de las compras netas para el tercer trimestre dependerán de los datos y reflejarán las perspectivas. Si los datos resultantes respaldan que la previsión de inflación a mediano plazo no se debilitará tras la finalización de la compra netas de activos, el Consejo de Gobierno pondrá fin a este programa en el tercer trimestre”. En el escenario opuesto, en el que la inflación esté bajo control, el BCE revisaría “el calendario de compras netas en términos de tamaño y duración”.
En el caso de que las compras netas terminaran en el tercer trimestre, se abriría un escenario que permitiría una primera revisión al alza de los tipos de interés a final de año o en el primer trimestre de 2023.
La decisión tomada por el BCE sigue un camino paralelo a la que apunta desde Estados Unidos la Reserva Federal (FED). Todo apunta que la próxima semana, la FED suba los tipos entorno a un 0,25%, para intentar reactivar una economía sobrerecalentada por una inflación en el 7,5% y sin techo a corto plazo por la implicaciones económicas globales del conflicto en Ucrania.
En este sentido, la institución confirmó que va a “implementar las sanciones que han decidido los Gobiernos europeos” y que apoyará “cualquier decisión que sea necesaria para cumplir su mandato” de mantener la estabilidad de precios y salvaguardar la estabilidad financiera.
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