Los efectos de las sanciones
Rusia, ante el fantasma de la escasez de coches nuevos
A la desbandada de la mayoría de fabricantes se unen las dificultades de Lada para seguir con su actividad
El bloqueo internacional a las actividades comerciales con Rusiaha tenido una rápida respuesta por parte de los principales fabricantes mundiales de automóviles, la mayoría de los cuales ya han hecho efectiva la suspensión de sus actividades en este país. Volkswagen, General Motors, Volvo, Jaguar Land Rover, propiedad del grupo indio Tata, Toyota y Ford han fueron las primeras en reaccionar para luego ser seguidos por la casi totalidad de los fabricantes mundiales.
En algunos casos, como el de Ford, se trata de un gesto más institucional que efectivo ya que la presencia de la firma del óvalo en Rusia es muy poco importante. En otros, la decisión de no operar en ese país tiene mayor trascendencia, por el volumen de negocio y nivel de fabricación. Es el caso, por ejemplo, de Volkswagen, que dispone de dos grandes factorías en suelo ruso, en Kaluga y Novogorod. Ambas ya han detenido su actividad, lo que supone unos 6.000 empleados directos suspendidos de actividad y cerca de 30.000 indirectos.
Otras marcas también han detenido sus factorías rusas. Es el caso de Toyota en San Petersburgo, de Hyundai cerca de Moscú o de Stellantis, que produce furgonetas. En general, todos los fabricantes, tengan o no instalaciones de producción, han tomado la decisión de suspender sus importaciones a ese país debido tanto a las dificultades comerciales y logísticas como a las sanciones. Por ejemplo, Volvo ha anunciado que no entregará ningún automóvil al mercado ruso hasta nuevo aviso. Es decir, no va a ser una decisión que se vaya a cambiar en pocas semanas. Y lo mismo ha hecho su división de camiones, aunque esta no es propiedad, como ocurre en los turismos, de la china Geely.
Otros fabricantes de vehículos pesados también han detenido su actividad en Rusia. La situación más comprometida es la de Mercedes, propietaria del 15% de la firma Kamaz, que es la principal abastecedora del Ejército soviético. En los mercados internacionales se dice que la división Mercedes Trucks quiere desprenderse de su participación en Kamaz, pero ahora no parece el momento más oportuno para este tipo de operaciones con el bloqueo internacional a las operaciones comerciales y financieras de Rusia. Además, el desplome del rublo impide cualquier valoración real de la marca rusa. La propia Mercedes ha cerrado su plata cercana a Moscú en la que fabricaba berlinas de la Clase E y los todo terreno de la Clase G, en tanto que el grupo BMW ha suspendido sus actividades de la fábrica de Kaliningrado.
Aunque la situación más difícil la tiene el Grupo Renault, que es propietario de la empresa Autovaz, fabricante de los automóviles rusos Lada. Además de las dificultades financieras por culpa del bloqueo internacional, Luca de Meo se encuentra con problemas de suministros que han provocado que Lada, símbolo de la autosuficiencia incluso durante las épocas más duras de aislamiento de la Unión Soviética, haya tenido que detener su fábrica ya algunos días por falta de componentes. Una circunstancia que, unida al fin de las importaciones, acabará provocando la escasez de coches nuevos en el país si el conflicto en Ucrania se agrava. Para Renault, Rusia es un país crítico, pues en 2021 vendió en el país 482.264 vehículos y cuenta con el 28,8% del mercado. Avtovaz aportó a los ingresos del grupo 2.850 millones de euros en 2021, un 10,4% más que el año anterior. En total, Bloomberg estima que sus ventas en Rusia, incluyendo también las de las marcas Renault y Dacia, alcanzan los 5.000 millones.
Cotización a la baja
El problema de los componentes que está provocando la invasión de Ucrania no sólo afecta a Renault sino a otros muchos fabricantes. Algunas materias que provenían del país que ha invadido Vladimir Putin, como el niquel y el paladio, son indispensables para la fabricación de algunos componentes y piezas del automóvil, por lo que la guerra afectará inevitablemente a la producción europea que, además de los conocidos microchips, se encontrarán con otros cuellos de botella en las cadenas de montaje de las principales factorías. BMW, por ejemplo, ha anunciado que la crisis de componentes afectará al funcionamiento de otras de sus factorías europeas, especialmente las de Dingolfing y Munich en Alemania, la de Steyr en Austria y la de Oxford que produce los Mini.
Lo que es cierto es que la invasión de Ucrania ha provocado una situación que ha perjudicado en general a todas las grandes empresas del sector del motor y que se ha notado gravemente en la evolución a la baja de las cotizaciones de las acciones de ciertas compañías. Desde el 24 de febrero, día en que las tropas rusas entraron en suelo ucraniano, los títulos de Mercedes han caído de los 20,54 a los 16,04 dólares; las de BMW, de los 91,62 a los 72,42 euros; las de Volkswagen, de los 187,08 a los 143,7; las de Toyota, de 2.128 a 1.860 yenes; y las de Renault, de 32,14 a 22,30 euros.
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