Pronósticos

Bruselas vaticina una ralentización pero descarta una nueva recesión

España y Holanda, tradicionales enemigos, se alían para reformar las reglas fiscales de déficit y deuda

La ministra de Economía, Nadia Calviño, en Bruselas
La ministra de Economía, Nadia Calviño, en Bruselaslarazon

A pesar de las tensiones inflacionistas en la zona euro y de las consecuencias para la economía europea de un nueva ronda de sanciones a Moscú que impliquen al sector energético, el club comunitario se muestra por el momento cautamente optimista. Según el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, el análisis de los técnicos comunitarios si bien prevé una «ralentización sustancial» del crecimiento económico post- pandemia, no baraja otra recesión.

La vicepresidente económica española, Nadia Calviño, también comparte estos relativamente buenos pronósticos para nuestro país y para el conjunto de la UE. Según las declaraciones de la representante española antes de la reunión celebrada ayer con sus homólogos de la zona euro, la contienda en Ucrania ralentizará la «fuerte recuperación», pero no la pondrá «en peligro». Según explicó, la recuperación «ha seguido a buen ritmo», lo que ha quedado confirmado con la «fuerte creación de empleo» con 500.000 afiliados más a la Seguridad Social.

A pesar de esto, España cree que precisamente la guerra con Ucrania y sus posibles consecuencias son el acicate para una reforma de las normas fiscales europeas, suspendidas durante la época de pandemia inicialmente hasta el comienzo de 2023, aunque ahora se abre la puerta a un año de bula más. En vez de intentar aglutinar aliados entre los países del sur de Europa, Moncloa ha decidido cambiar de estrategia y aliarse con el que siempre ha sido su tradicional enemigo debido a su defensa acérrima de la ortodoxia presupuestar: Holanda. Con el ánimo de superar la vieja brecha entre halcones y palomas, los dos países presentaron ayer ante el resto de los miembros de la zona euro una contribución que supone un delicado equilibrio entre las dos posturas tradicionales.

El documento defiende actualizar las normas de reducción de deuda para que sean realistas y adaptadas a cada país. Ahora, la legislación comunitaria obliga a una reducción de 1/20 parte cada año, lo que para muchos Estados va a resultar prácticamente imposible después de que la barra libre del gasto público durante la pandemia haya aumentado vertiginosamente la deuda pública. En el caso de España se acerca peligrosamente al 120% del PIB.

Por otra parte, el documento apuesta por «amortiguadores fiscales» que sirvan para responder ante posibles shocks económicos. Además, la propuesta de Madrid y La Haya también aboga por «reformas económicas continuas, inversiones públicas de alta calidad y una mejor composición de las finanzas públicas para garantizar que la reducción de la deuda no depende únicamente de la consolidación presupuestaria».

A pesar de que este documento conjunto supone un avance, las diferencias no se han evaporado como por arte de magia. En Bruselas, los países del Sur piden desde hace meses que ciertas inversiones como la relacionadas con la digitalización o la transición energética no sean contabilizadas dentro del déficit para que este tipo de gasto ligado al crecimiento esté blindado por una regla de oro. Con la guerra de Ucrania también se abre la puerta a incluir el gasto en Defensa. La ministra de Economía holandesa, Sigrid Kaag, reconoció ayer en una rueda de prensa conjunta con Calviño que su país no cree que esta opción sea «sabia», pero abogó por encontrar puntos de encuentro con España y no perder el tiempo en aquello que separa a los dos países.

«Este ‘’paper’' ha sido suscrito en un contexto de respuesta a la pandemia y a la guerra de Ucrania y el hecho de que sean dos países, España y Holanda, que tradicionalmente han tenido visiones divergentes, muestra la necesidad de encontrar unidad y determinación por responder a un reto común», señaló Calviño. Aunque este documento no se discutió en la sesión plenaria de la reunión de ayer celebrada en Luxemburgo, sí que circula ya entre las delegaciones y tanto España como Holanda aseguran que la primera respuesta ha sido positiva. Sólo el tiempo dirá si la pipa de la paz entre palomas y halcones es un mero alto el fuego o deriva en un armisticio definitivo que alumbre unas nuevas normas fiscales en la UE.